Un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió que el drama de la carencia de agua potable afecta a unos 60 millones de niños latinoamericanos menores de 18 años. Según el informe difundido por el organismo, la situación más crítica aflige a los menores de cinco años. Los expertos de la CEPAL estiman que unos 21 millones de niños de la región, que pertenecen a este grupo etáreo, carecen de un suministro adecuado del vital líquido, y advierten que esta situación explica en gran medida los altos índices de mortalidad y enfermedades que afectan a los pequeños latinoamericanos.
En las zonas rurales, en tanto, la situación es más complicada y, desde luego, los niños de los hogares pobres son los que más sufren con esta carencia, debido entre otros factores, a las altas tasas de natalidad que se registran en los sectores postergados de la población.
En el Chaco, el problema de la carencia de agua afecta a casi la mitad de la población de la provincia que, o bien no cuenta con un servicio permanente, o tiene algún tipo de dificultad para acceder al líquido con la cantidad y calidad suficientes para satisfacer la demanda de las familias. Por este motivo, son auspiciosos los anuncios realizados por Sameep que indican que unos 300 pobladores de Misión Nueva Pompeya y Wichí tendrán agua potable en sus hogares, gracias a un programa que se lleva adelante en convenio con el Ministerio de Trabajo de la Nación. En ese sentido, también deben destacarse las obras del nuevo acueducto Cisterna Sur, que estarán terminadas a mediados de marzo y que beneficiará a 95.000 habitantes de las localidades de Fontana y Puerto Tirol; y las tareas de ampliación de redes en Taco Pozo.
La importancia fundamental del agua potable radica en que de ella depende la salud de la población, y son harto conocidos los problemas sanitarios que padecen quienes no tienen acceso a este vital elemento. Por eso es necesario que los Estados tomen medidas que garanticen el cuidado de los recursos hídricos, porque de lo que se está hablando es de un recurso limitado y vulnerable del ecosistema.
Trascendió días atrás la existencia de una empresa argentina que puso en venta en el exterior agua del río de la Plata, y aunque parezca un absurdo, los propietarios de la compañía confirmaron su interés en llevar adelante ese tipo de negocios aunque reconocieron hasta el momento no habían podido cerrar ningún negocio por el alto costo del flete.
La noticia generó preocupación en algunos legisladores, sobre todo por el vacío legal que existe en la materia. De hecho, los responsables de la empresa que tienen interés en vender el agua en el exterior, señalaron que al no estar prohibido este tipo de negocios, consideran que es perfectamente viable, y que por lo tanto se abocarán a encontrar los caminos que hagan rentable la comercialización. Al parecer, la oferta de agua tendría interesados en países como Israel, España, Argelia, Tanzania y otros de África.
Si bien puede parecer aislado el caso de esta empresa, lo cierto es que el problema de la escasez de agua, o las dificultades de acceso a ella, no son patrimonio exclusivo de países lejanos, sino que en el interior más profundo de la provincia también se padece este drama. Esto debe llevar a reflexionar a quienes si cuentan con un suministro de agua diario, sobre la necesidad de no derrochar este bien tan preciado.
La población debe tomar conciencia de los altos costos que tiene el proceso de potabilización, y por lo tanto, debe dar un uso racional al agua. Tampoco debe olvidarse que muchos chaqueños todavía se ven obligados a recurrir al uso de fuentes de abastecimiento de calidad que muchas veces no es la más adecuada.
El agua potable debe ser reconocida como derecho humano fundamental, y por lo tanto debe asegurarse su cuidado y protección, para garantizar que llegue a toda la población.
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