Tras dos semanas desde que colapsaron las cloacas y rompieron el pavimento en calle Colón y Roque Sáenz Peña, en Santa Lucía, lejos de haberse resuelto la situación, hay cada vez más vecinos que sufren las consecuencias de la rotura. El olor nauseabundo se extendió y la gente tiene que vivir con las puertas y ventanas cerradas, a pesar de las altas temperaturas. A esto se le suma que empezaron a aparecer cucarachas. Es que durante los primeros días, las aguas servidas, provenientes de las cloacas, corrían por las calles. Ahora hicieron un drenaje, pero el mal olor sigue siendo insoportable.
Ni bien se rompieron las cloacas, la zona más afectada era la calle Roque Sáenz Peña. Ahora, los vecinos de la calle San Lorenzo y buena parte del barrio Kennedy están sufriendo las consecuencias. "Vivimos encerrados, aún por las noches. Es insoportable el olor. Salir a hacer las compras se transforma en una tortura", dijo Verónica Pacheco, que está embarazada y tiene dos chicos más. La mujer contó que lo más grave es que en esta última semana empezaron a aparecer cucarachas por los resumideros. Esta situación fue denunciada al municipio, ya que muchos vecinos están pidiendo que desinfecten la zona. "Les pedimos que nos traigan cloro, algo que evite que nuestros niños se enfermen, pero nadie vino por acá", dijo Juan Herrera.
El comercio de la zona también se vio afectado por los malos olores. La mayoría de los negocios atienden a la gente con las puertas y las ventanas cerradas. "Muchos clientes llegan quejándose. Desde que empezó el problema tuvimos que salir a comprar desodorante de ambiente. Así y todo, no es suficiente", dijo Yésica Córdoba, que atiende una mercería. La chica vive en Alto de Sierra y contó que ni bien atraviesa la calle San Lorenzo, el olor empieza a hacerse cada vez más fuerte.
Los vecinos coincidieron en afirmar que por las tardes el olor se hace más intenso. "Imagino que es porque empieza a levantarse el vapor", dijo Oscar Gálvez, que tiene un puesto de verdura en la calle. Por su lado, Francisco Nolasco, el canillita que recorre la zona desde hace 40 años, contó que lo único que hace la gente es quejarse. "Cuando llego temprano con el diario, el único tema de conversación es el mal olor, las calles rotas y las máquinas trabajando todo el día. Hay gente que casi no abre la puerta a la hora de atenderme, para que no entre el mal olor", dijo Francisco.
Al mal olor se suma la rotura de veredas y el corte de calle a la altura de Sáenz Peña, la zona más afectada. La gente tiene que caminar por entre los montículos de tierra, las máquinas trabajando y los camiones y trabajadores que entran y salen de una fábrica que hay en la zona.
Aunque muchos de los pozos que hicieron ya están cerrados, desde OSSE afirmaron que seguirán trabajando en el lugar varios días más.
|
|
|