Aunque la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaria de Salud (Ssa) afirman que las playas de Acapulco están libres de contaminación, las aguas negras son un peligro para los bañistas: los viejos colectores se colapsaron y otros están a punto de hacerlo. Uno está en la calle 5 de Mayo, en pleno centro de la ciudad. Desde hace más de tres meses descarga a la bahía 300 litros de residuos por segundo.
Otro colector deteriorado que contamina los mantos freáticos está frente al hotel Presidente en playa Condesa, sobre la avenida Costera, y uno más en la discoteca Enjoy; éste descarga sus aguas frente al hotel Hyatt a través de cuatro emisores submarinos, de un total de ocho ubicados a lo ancho de la bahía.
La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Acapulco (Capama) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) no han resuelto el problema.
El secretario de Turismo estatal, Ernesto Rodríguez Escalona, pidió a las autoridades federales no afectar a Acapulco con información sobre la contaminación de las playas.
En mayo pasado el presidente Felipe Calderón ofreció 230 millones de pesos como parte de un paquete de 730.4 millones para el saneamiento integral de la bahía de Santa Lucía, que concluirá en 2011. Esos recursos no se han liberado. Tampoco se han aplicado los 350 millones de dólares que el gobierno español ofreció a la Federación en mayo para limpiar las playas más visitadas por los mexicanos.
La calidad del agua en la bahía no mejoró con el relevo del director de la Capama, Miguel Ángel Castro Salas, quien no ha comprobado el uso de poco más de ocho millones de pesos en la institución.
Su sustituto, el panista Santiago Pinzón Lizarraga, fue gerente regional de la Comisión Nacional Forestal en Yucatán y se le identifica como amigo del director general de la Conagua, José Luis Luege Tamargo.
“La misma Federación ha señalado que las playas de Acapulco están contaminadas, pero gran parte de la responsabilidad es del gobierno federal, por no ejercer los recursos para el saneamiento”, afirmó el presidente de la Organización de Protección Ecológica Subacuática, Ramiro Gómez Pardillo.
Según organizaciones civiles locales, los principales responsables de la contaminación en el puerto son la Capama y la Conagua. El presidente de la Barra de Abogados, Luis Alberto Montes Salmerón, recomendó al alcalde Félix Salgado Macedonio interponer una controversia constitucional contra la Conagua por no aplicar recursos etiquetados para limpiar la bahía.
La limpieza de la bahía de Acapulco está pendiente desde hace más de 30 años. Sin embargo, el desorden administrativo en la Capama se agravó con la llegada de Pinzón Lizarraga, quien aumentó la nómina, compró camionetas de lujo para él y sus funcionarios, contrató escoltas y gastó en remodelación de las oficinas.
“Estamos peor. La Conagua ya no revela desvíos de recursos, como lo hacía cuando estaba Castro Salas. José Luis Matia Sandoval, encargado de la Conagua en el estado, no ha informado de los avances”, dijo Ramiro Gómez.
Además, el presupuesto de 700 millones de pesos para el saneamiento de la bahía parece insuficiente, comparado con los mil 200 millones aplicados en el sexenio de Ernesto Zedillo antes de 1997, cuando el huracán Paulina azotó el puerto, y con los mil 800 millones ejercidos después del meteoro.
Esos recursos fueron manejados por el Fideicomiso Federal 1989, en el cual participaron, entre otros, Octavio Mijangos Borja, ex delegado de la Conagua en Guerrero y hoy gerente general de Casas Geo, inmobiliaria que ha construido miles de viviendas sobre humedales, a las orillas de la laguna de Tres Palos.
Una importante fuente de contaminación del mar y los mantos freáticos es el colector que se encuentra frente al hotel Presidente, construido durante el gobierno del presidente José López Portillo. Según trabajadores del organismo paramunicipal, la Capama no ha reparado una filtración a los mantos freáticos, lo que podría derivar en un desastre ambiental para la bahía.
En el municipio de Acapulco operan varias plantas tratadoras de aguas, entre ellas algunas nuevas, instaladas en desarrollos privados. Pero 18 están dañadas o no cumplen normas ambientales. Por ejemplo, la recién inaugurada en Xaltianguis arroja residuos al río Papagayo, de donde se extrae el agua que se consume en el puerto.
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