La Nación accedió a una nota del entonces secretario de Energía argentino, Carlos M. Bastos, al director ejecutivo (argentino) de Yacyretá de entonces, Herminio Sbarra que hasta ahora propina severos efectos negativos en el funcionamiento financiero y técnico de la entidad. Fue aprobado con la venia del ex presidente paraguayo Juan Carlos Wasmosy y del director paraguayo de la época, Joaquín Rodríguez, y de todos los gobiernos posteriores, incluyendo al de Fernando Lugo.
Fechada al 22 de febrero de 1996, la nota al director argentino de la hidroeléctrica de ese entonces, Herminio Sbarra, comienza así: “Hago saber a Usted las decisiones que he tomado en relación con diversos aspectos que involucran a la EBY a los efectos de cumplimentar las Notas Reversales del 9 de enero de 1992”.
Bajo ese primer párrafo, Carlos Bastos dispone los mecanismos de pago de la compañía argentina Agua y Energía Eléctrica SA a la EBY, que, desde entonces, fue realizado en parte en efectivo y parte mediante notas de crédito del Ministerio de Hacienda argentino.
Fuentes de la EBY señalaron que, por ejemplo, en junio de este año, Yacyretá facturó 52 millones de dólares, y recibió solo 4 millones de dólares en efectivo.
Argentina decidió también, según consta en el documento, aplicar el “techo” de 1 millón de dólares mensuales al presupuesto de operación de Yacyretá, en virtud a la citada reversal que, al no haber sido aprobada por nuestro Congreso, no tiene ninguna validez.
Cuando los gastos operativos de la EBY superaban el límite de 1 millón de dólares, esto se complementaba con préstamos de la Argentina que fueron sumados a la deuda de la entidad con el Tesoro de ese país. Una alta fuente de la EBY explicó a La Nación que actualmente el techo es de 4 millones de dólares, pero que de todas formas muchas veces no es suficiente, por lo cual la deuda aumenta como una “bola de nieve cuesta abajo”.
Alto a las obras
Además de todo ello, el último punto de la nota ordena la suspensión de las adjudicaciones y contrataciones “de todo lo relacionado con Obras Complementarias y de Protección de Arroyos”, hasta tanto “los Congresos de ambas naciones no autoricen la participación de capital privado (…) no se debe ejecutar ninguna acción que implique avanzar las referidas obras complementarias”.
Como consecuencia de ello, el Plan de Terminación de Yacyretá estuvo parado por cerca de 10 años, incrementando en montos multimillonarios la deuda de la binacional.
El trasfondo del alto a las obras habría sido las intenciones de la Argentina en ese momento de privatizar la EBY, según sugieren algunas fuentes, lo que está fuertemente respaldado por la parte de la nota, citada más arriba, que hace alusión a autorización parlamentaria para la participación de capital privado en la hidroeléctrica.
Lugo también avala la irregularidad
El gobierno de Fernando Lugo, quien durante su campaña electoral propagó fuertemente la idea de “soberanía energética” y reivindicaciones en cuanto a Itaipú y Yacyretá, parece haberse olvidado de la EBY.
El documento al que accedió La Nación demuestra que en la EBY se aplica arbitrariamente, por exigencia de la parte argentina y representantes paraguayos que no velan por los intereses de nuestro país, la nota reversal de 1992, que no fue aprobada por nuestro Congreso, dando enormes beneficios económicos al vecino país, con la complicidad de nuestras autoridades.
Llama poderosamente la atención que estas malas prácticas en la binacional no hayan sido denunciadas hasta ahora, a más de 4 meses de la asunción de Fernando Lugo, por el Gobierno o las autoridades principales de la EBY.
Si bien las instrucciones argentinas fueron aceptadas por el Paraguay, bajo el gobierno de Juan Carlos Wasmosy y la dirección de la EBY de Joaquín Rodríguez, estas disposiciones continuaron siendo aplicadas durante las administraciones subsiguientes, y siguen siendo sostenidas por el director Carlos Cardozo y el presidente Fernando Lugo.
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