La mayoría de barrios marginales de la zona urbana de Santo Domingo no tiene red de distribución de agua potable. Por eso las familias se abastecen a través de pozos o tanqueros.
La Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Emapa) tiene registrado un total de 24 780 abonados. Pero la población proyectada para esta ciudad, por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) es de 400 000 habitantes.
La falta de agua la viven los habitantes de la cooperativa de vivienda 2 de Mayo. Todos los días recolectan agua de pozos. Inés Alcívar vive hace siete años en esta cooperativa, junto a su vivienda tiene un pozo de 16 metros de profundidad. Esta estructura está construida de bloque visto y en sus paredes ya se empezaron a formar musgos y algas.
La contaminación del agua es de permanente preocupación para los habitantes de la 2 de Mayo. Por esta razón, Allison Merino cierne el líquido vital proveniente del pozo. Además, le pone cloro y la hierve. Ella se muestra molesta porque “el Municipio ni siquiera se preocupa por colocar la tubería en el lugar”.
Sin embargo, el gerente de Emapa, Marco Álvarez, anunció que la Municipalidad financiará los estudios de la red de distribución del agua. La asignación para ese objetivo es de USD 500 000.
Según el funcionario, el estudio determinará los lugares que necesitan la red. También determinará los sectores en donde la tubería está obsoleta”.
La falta de agua potable no solo afecta a las viviendas. La guardería Valle Encantado acoge a 50 niños. En el patio de esta institución existe un pozo de 15 metros de profundidad.
Julia Lastra, empleada del centro infantil, saca el agua en baldes. “El agua es tan sucia que solo la utilizamos para la limpieza”.
Para bañar a los infantes, las responsables de la guardería hierven el agua. El propósito, dice Lastra, es evitar enfermedades de la piel en los menores.
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