Los ojos de Nigel Chigudu reflejan el intenso dolor que le embarga. La pena también le hace temblar la voz cuando rememora pausadamente la espantosa experiencia de haber perdido cinco hermanos y hermanas en un lapso de cinco horas debido a la epidemia de cólera que azota a Zimbabwe.
"Comenzaron a vomitar y tenían mucha diarrea", recuerda Nigel, de 15 años de edad. "El menor, Gamu, tenía sólo 12 meses, mientras que el mayor, Lameck, tenía 12. Todo sucedió durante la noche y no los pude llevar a ningún sitio. Los vi morir aquí mismo".
"Dos días después", añade, "también murió mi abuela".
El epicentro del cólera
Nigel vive en la localidad de Budiriro, que forma parte de Harare y que fue el epicentro del reciente brote de cólera en Zimbabwe. Frente a su hogar, en un centro de tratamiento del cólera que recibe apoyo de UNICEF, una compungida madre recoge el cuerpo de su hijo de dos años, que acaba de morir de esa enfermedad.
Desgraciadamente, no se trata de casos excepcionales, sino de una situación trágica que afecta a un número creciente de habitantes de Zimbabwe. Esa situación es consecuencia de las deficiencias en el suministro de agua potable, las fallas del sistema local y de saneamiento ambiental y la acumulación de basura en las calles.
En Budiriro, la rotura de los tubos cloacales ha provocado la formación de charcos hediondos y cubre el vecindario con un constante olor fétido, mientras que en las calles se acumulan los desperdicios desde hace varios meses. Ante esa situación, que se repite en muchos puntos del país, UNICEF ha realizado un llamamiento a la comunidad internacional, solicitando ayuda para la lucha contra la epidemia, que se propaga por medio del agua contaminada.
La enfermedad avanza velozmente
En Zimbabwe, el cólera se propaga vertiginosamente en las zonas urbanas densamente pobladas como Budiriro, en Harare, y Dulibadzimu, en la ciudad de Beitbridge. En nueve de las 10 provincias del país se han registrado casos de enfermedad. A nivel nacional, desde agosto se han registrado más de 16.000 casos de cólera y casi 800 muertes debidas a esa enfermedad.
"Los niños y niñas de Zimbabwe ya se encontraban en situación de vulnerabilidad, ya que una cuarta parte de ellos es huérfana y la mayoría recibe menos alimentos que el promedio de los demás niños del mundo", comenta Roeland Monasch, Representantes de UNICEF en Zimbabwe. "Ahora, esos niños y niñas sufren las consecuencias de una grave epidemia de cólera, que en algunos casos les provoca la muerte. Es imprescindible que les brindemos ayuda inmediata mediante intervenciones que puedan proteger sus vidas".
UNICEF ya ha suministrado socorro de emergencia mediante la distribución de centenares de miles de tabletas de purificación suficientes para tratar el agua de tres millones de familias. También ha entregado miles de dosis de sales de rehidratación oral y líquido rehidratante, además de tubos intravenosos para el tratamiento de la deshidratación debida a la diarrea, jabón y cubos para lavar.
Revertir el deterioro
UNICEF está suministrando agua potable mediante camiones cisterna e instalando tanques de agua comunitarios en las zonas afectadas por el cólera. Asimismo, se lleva a cabo una campaña de fomento de la salud y se mejora la educación sobre la higiene.
"El brote de cólera es sintomático del colapso generalizado de la infraestructura y los servicios", comenta el Sr. Monasch, "Los sectores de la salud y la educación confrontan desafíos enormes y necesitan apoyo".
A fin de galvanizar ese apoyo, UNICEF ha puesto en marcha un programa de emergencia de 120 días de duración a un costo de 17 millones de dólares. El programa suministrará los fondos necesarios para la adquisición y distribución de medicamentos para un 70% de la población; ampliará las actividades de alimentación terapéutica basada en la comunidad; llevará a cabo campañas de inmunización, y ofrecerá incentivos a los docentes y enfermeras que regresen a su trabajo.
"En los cuatro próximos meses disponemos de una oportunidad para revertir el deterioro que han sufrido los servicios sociales", termina diciendo el Sr. Monasch. "No podemos dejar pasar esa oportunidad. Sin embargo, se trata de algo que no podemos hacer por nosotros mismos, sino que necesitamos apoyo para recabar los fondos necesarios para dar esa respuesta".
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