En Puerto Casabe hay 60 familias compuestas por 28 niños y niñas y 100 adultos, y enormes cantidades de agua. Año tras año, el majestuoso río Magdalena inunda los hogares de ladrillo y madera de esas familias.
La crecida de las aguas provoca daños a toda la aldea. Los tanques sépticos se desbordan, contaminando las aguas que cubren las calles y las transforman en verdaderos ríos, provocando brotes de enfermedades como la diarrea, el dengue y las infecciones de las vías respiratorias.
El agua también trae otros peligros, como las víboras que buscan lugares secos para protegerse de la crecida.
"He perdido la cuenta de todas las que maté en mi casa. Ya no me fijo si son venenosas o no, las mato a todas", explica Miguel, un hombre joven cuyo modesto sueño consiste en conseguir trabajo temporal en los pozos petrolíferos cerca de Barrancabermeja.
Una aldea olvidada
Puerto Casabe es un pequeño puerto de pescadores y barqueros donde muchos pobladores se ganaban la vida transportando pasajeros entre las dos riberas del río. Eso era antes de la construcción del puente que ahora une las localidades de Barrancabermeja y Yondó. Hoy en día, Puerto Casabe es una vereda -una pequeña comunidad en el dialecto local- cuya pobreza contrasta con la riqueza de los pozos de petróleo que le rodean.
"El río es la vida y la belleza, y cuando no está enojado nos brinda mucho pescado", dice Luz Mary, una pescadora de la aldea. "Pero cuando las aguas inundan todo se corta el gas y la electricidad y tenemos que cocinar con leña húmeda. Y después vienen los dolores de cabeza, la picazón y los resfríos".
La prevención de las enfermedades
UNICEF colabora con la prevención y el tratamiento de las enfermedades que amenazan a los damnificados por las inundaciones. Junto a la Universidad de Santander, UNICEF ha brindado asistencia humanitaria en las esferas de la salud, la alimentación y la higiene a unos 4.000 niños y niñas afectados por la situación de emergencia en toda la cuenca del Magdalena Medio.
Como parte de esas labores, las enfermeras de la Universidad Industriales Santander enseñan prácticas higiénicas y sanitarias a la población, que se siente sumamente agradecida. En esta época, las enfermeras son de las pocas personas que regresan periódicamente a comprobar la situación de los pobladores de la zona, quienes no sólo agradecen el apoyo moral sino también la información que reciben de ellas acerca de la atención de su salud y de la salud de sus niños y sobre las medidas higiénicas que deben tomar durante las situaciones de emergencia.
Asimismo, UNICEF distribuye filtros de agua y mosquiteros tratados con insecticida para prevenir la propagación de otras enfermedades.
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