Para reabrir, deberán comprobar que mejoraron los procesos de elaboración de los cueros y que cuentan con plan de disposición de los desechos.
La medida fue impuesta por las secretarías distritales de Ambiente (SDA) y de Salud (SDS) y la Alcaldía de Tunjuelito, en el sur de la ciudad.
Algunos de los negocios incluidos en la lista serán visitados nuevamente hoy para cumplir la orden de sellamiento, pues ayer no estaban los responsables.
La medida de suspensión de las actividades en dichas curtiembres, decretada por la SDA, se mantendrá por tiempo indefinido hasta cuando cumplan con las normas ambientales y de vertimientos, advirtió el secretario distrital de Ambiente, Juan Antonio Nieto Escalante.
Cerca de cincuenta inspectores de Ambiente y de Salud y un grupo de policías pusieron los sellos a las fábricas, en medio de los pestilentes olores generados por los cueros pelados o en proceso, y con los ojos irritados por los químicos y demás materiales usados en esos sitios para la manipulación de los cueros.
Dos de las curtiembres selladas (Monterrey y Yazmín), desde el año pasado tenían la orden de suspensión de actividades emitida por la Secretaría de Ambiente. Sin embargo, solo ahora se hizo efectiva esa medida.
El sellamiento de las otras curtiembres son el resultado de procesos jurídicos iniciados por la autoridad ambiental a comienzos de este año.
En San Benito funcionan 265 curtiembres y la Secretaría Distrital de Ambiente, directamente y a través de las mesas de trabajo de 'producción limpia', les había pedido que mejoraran los procesos, a raíz de que para la obtención de los cueros se genera materia orgánica en exceso y se utilizan metales pesados como el cromo que, luego de procesado, se vierte al río Tunjuelo.
Funcionarios de la SDA dijeron que "el cromo es un metal pesado que, aun cuando tiene un nivel de toxicidad bajo, afecta los sistemas actuáticos, y puede llegar a 'matarlos".
Durante el semestre, la SDA y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) hicieron varias mediciones de los contenidos de los vertimientos arrojados al río Tunjuelo y encontraron que, por lo menos, esas 26 curtiembres excedían los límites en materia ambiental.
Mientras la norma para emisiones en materia orgánica permite un máximo de mil miligramos por litro, varias de esas fábricas superaban los 4 mil en sus vertimientos al río.
En cuanto al cromo, empleado para evitar la putrefacción de los cueros, el máximo permitido es de un miligramo por litro, y las curtiembres que utilizaban este elemento sobrepasaban ese límite, informaron los inspectores. Los dueños de las curtiembres dijeron que apelarán la medida de suspensión |
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