Aunque ya hay siete núcleos familiares que pudieron establecerse en los terrenos que adquirieron por ofrecimiento público en Kilómetro 14, todavía esperan que el municipio de Comodoro Rivadavia finalice la tarea que inició hace unos meses. Consiste en el zanjeo para la colocación y empalme de caños que impediría el anegamiento del sector por las lluvias en la temporada invernal.
Además, la gente anhela que la obra de cloacas y gas sea una realidad en poco tiempo. Así lo expresó la titular de la junta de vecinos, Gabriela Gayá, quien reconoció que excepto salvar alguna urgencia como el desagote de líquidos pluviales y el enripiado de calles, no se ha hecho nada más para mejorar la situación del sector. Gayá le contó a Diario Patagónico que recién el 17 de diciembre pudo mudarse a su casa, porque cuentan con luz y agua, y así como lo hizo ella, también otras seis familias concretaron la mudanza al lugar.
USURPACIONES
La vecinalista precisó que en el sector existe además otra realidad como es la de las ocupaciones irregulares y destacó que los frentistas que obtuvieron el lote por la vía legal “están cansados de hacer denuncias. Además en el municipio saben que después que la gente plantó la casa, no los pueden sacar y todos los que fuimos por derecha nos quedamos asombrados frente a esta situación que es por todos conocida”, se lamentó.
Gayá también denunció que una manzana fue entregada a distintas personas en carácter de “extrema pobreza”, pero según observan en esos lotes se están levantando tinglados que dan la impresión que se van a construir otras estructuras que no son viviendas unifamiliares.
Así, la gente que lentamente comienza a habitar ese sector de Kilómetro 14, donde el municipio decidió urbanizar, pretende conformar en poco tiempo más formalmente la asociación vecinal para encauzar a través de ese ente todos los pedidos que tiene el lugar.
El sector es considerado barrio residencial, al menos así reza en las boletas del impuesto inmobiliario que pagan al municipio, pero observan que muchos vecinos no se asentaron en los lotes bajo los términos establecidos en aquel ofrecimiento y a un par de beneficiarios se les vence el plazo de 3 años que se había fijado para construir, con lo cual también existe preocupación en tal sentido.
Gayá expuso además que la acción de las máquinas municipales está inconclusa y por eso tienen en uno de sus sectores un montículo de tierra acumulada que dejó atrás al espacio verde existente, para convertirse en una pequeña montaña en el centro del barrio.
El sector reúne a 91 familias, de las cuales 64 ganaron el ofrecimiento público de la gestión de Raúl Simoncini y otras 27 accedieron por emergencia habitacional, pero como en mayo se vence el plazo para la ocupación, le solicitaron desde el municipio que la vecinalista realice un relevamiento de las tierras para conocer quién la utilizó y quién continúa sin edificar.
|
|
|