Pueblos antiguos como los egipcios, mallas y romanos utilizaban el fango termal para diferentes tratamientos curativos. Hoy se sabe que este tipo de barro tiene propiedades benéficas para ciertas afecciones de la piel, poder antiinflamatorio y regulador de hormonas. Sin embargo, desde el punto de vista infeccioso, su acción inhibitoria sobre el crecimiento de ciertos microorganismos no había sido probada científicamente. Ahora un equipo integrado por investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) detectó, a través de pruebas de laboratorio, que el fango de las termas de Copahue, Neuquén, tiene un efecto inhibitorio sobre el crecimiento de ciertas bacterias de piel y mucosas aisladas de pacientes de la comunidad y hospitalarios.
Según explicó a Hoy la doctora María Marta De Luca, especialista en Microbiología y Parasitología y una de las codirectoras del proyecto denominado “Estudio de la actividad antimicrobiana del fango termal de Copahue, Neuquén”, el mismo fue acreditado en diciembre del año pasado. Para llevar adelante esta investigación se trabajó con bacterias recuperadas de la microbiota autóctona del hombre y sobre agentes infecciosos recuperados de la comunidad, del medio ambiente hospitalario y sobre cepas de colección ATCC (American Type Culture Collection).
“La microbiota autóctona es la flora normal o comensal que tenemos en el organismo. Esta presenta acciones benéficas como así también perjudiciales”, señaló la experta que, además, es profesora adjunta en la cátedra de Microbiología y Parasitología de la misma unidad académica.
De Luca indicó que si no tuviéramos esa microbiota autóctona no podríamos llevar a cabo varias funciones, tales como el proceso digestivo que es realizado en parte por la flora intestinal normal. También poseemos flora sobre la piel y en otros sitios del organismo. Aclaró que los agentes infecciosos provenientes de la comunidad son todos aquellos microorganismos que están implicados en patologías que no requieren hospitalización (por ejemplo, una angina) y que los provenientes del medio hospitalario son los agentes infecciosos aislados de pacientes que están internados. Por último, las cepas ATCC son cepas tipo de colección. “Son cepas que siempre tienen el mismo comportamiento desde el punto de vista bioquímico y de la sensibilidad antimicrobiana. A ellas se las utiliza como un patrón de referencia. Es una cepa control”, aclaró.
La científica, que recibió a Hoy en uno de los laboratorios de la cátedra, junto a la bioquímica Celia Schell, indicó que la investigación es un proyecto multidisciplinario que cuenta como unidad académica responsable: la Facultad de Ciencias de la Salud, de la UNER, a través del departamento de Postgrado de la carrera de Especialización en Termalismo e Hidrología Médica, las cátedras de Clínica Médica y de Semiopatología Médica de la misma institución; el Ente Provincial de Termas de Neuquén; y la Cátedra de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP. Para realizar los estudios los especialistas utilizaron fango gris que fue extraido del fondo de la Laguna Sulfurosa del Complejo Termal de Villa Copahue (ver aparte). “Hay que hacer la salvedad de que, cuando se trabaja con fango, uno tiene que saber cuál es el tipo de composición fisicoquímica que tiene. No es igual el fango de la zona de Copahue que el que hay en las termas españolas, italianas o cubanas. La característica de nuestro fango es que tiene un alto contenido de azufre”, describió.
Las muestras de fango fueron remitidas al laboratorio de la cátedra de la UNLP colocadas en recipientes de vidrio esterilizados. En la Facultad los investigadores realizaron en un primer momento la caracterización fenotípica de las cepas de microorganismos recuperados para determinar su género y especie. Las mismas fueron almacenadas luego a menos de 20 grados en un caldo de cultivo líquido.
Se trabajó con cepas de Staphylococcus aureus, Staphylococcus epidermis y Enterococcus faecalis. También con bacilos gram negativos como Escherichia coli y levaduras como Candida albicans. Además, se probaron cepas de colección.
Los científicos realizaron una serie de pruebas metodológicas con fango crudo, diluido y sin diluir, y con el barro esterilizado y sin esterilizar en las mismas condiciones. Ellos observaron una declinación rápida del recuento de colonias viables antes de las 6 horas (caída en el orden de 2 a 3 log.) al enfrentar suspensiones de S. aureus, S. epidermidis, E. faecalis y C. albicans a la fase líquida del fango, mientras que, pasadas las 24 horas, hubo un recrecimiento de las bacterias.
“El fango no dejó crecer a las bacterias Gram positivas y levaduras ensayadas, pero cuando probamos con los bacilos gram negativos no obtuvimos halo de inhibición del crecimiento”, aseguró la doctora.
Los investigadores utilizaron una técnica denominada curva de muerte (también llamada cinética bactericida). La misma consiste en enfrentar a un determinado microorganismo con el supuesto agente antimicrobiano para ver si lo inhibe, lo mata o qué efecto le produce con el paso del tiempo.
Con las cepas recuperadas de pacientes de la comunidad y de los pacientes hospitalizados los experimentos desarrollados in vitro, es decir con ensayos de laboratorio, los resultados fueron idénticos.
“Como conclusión podemos decir que se demostró el comportamiento inhibitorio in vitro de la fase líquida del fango termal gris de Copahue sobre las cepas de Staphylococcus aureus colonizante de piel y mucosa aisladas en los pacientes de la comunidad y hospitalarios. También sobre las cepas de Staphylococcus epidermis, Enterococcus faecalis y Candida albicans, pero que no presentó actividad inhibitoria, con esta metodología, para los bacilos gram negativos estudiados”, redondeó la doctora.
De Luca resaltó que, hasta el momento, se trata de ensayos preliminares y que todavía queda mucho por investigar sobre la actividad del fango y su acción sobre los microorganismos. Además, estos hallazgos tienen que ser corroborados con estudios posteriores “in vivo”.
La especialista señaló que en base a los resultados obtenidos se podría pensar en un futuro en el empleo del fango de Copahue como terapéutica complementaria y quizás conjunto con un tratamiento farmacológico. “Esto es importante porque, en la actualidad, los tratamientos con antimicrobianos tienen el problema de que son muy costosos, presentan toxicidad y, además, los microorganismos se vuelven resistentes a las drogas. Por se trata de buscar nuevas alternativas terapéuticas”, afirmó.
De Luca destacó que con el hallazgo realizado, y si los próximos estudios dan resultados positivos, en el futuro se podría llegar a utilizar el fango gris como una terapia alternativa en las afecciones producidas por los microorganismos investigados.
Nuevos estudios sobre los hongos que causan el pie de atleta
La investigación que demostró la actividad antimicrobiana del fango termal de Copahue sobre ciertos microorganismos de la microbiota autóctona de la piel y mucosas de humanos es el primer trabajo que se realiza de este tipo. Ahora los especialistas argentinos estudiarán la acción del barro gris sobre hongos que producen micosis superficiales y cutáneas.
“Esto recién comienza. A partir de este hallazgo sobre la acción antimicrobiana del fango se abre una nueva línea de investigación”, afirmó a Hoy la doctora de la UNLP María Marta De Luca.
Los resultados de la investigación “Estudio de la actividad antimicrobiana del fango termal de Copahue” fueron publicados en la revista Anales de Hidrología Médica editada por la Universidad Complutense de Madrid y presentados en Congresos y Jornadas nacionales e internacionales.
Además de De Luca, los integrantes del equipo de investigación son el doctor Juan Angel Basualdo Farjat, que es el director del proyecto y profesor titular de la Cátedra de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP y el Doctor Daniel de Michele, que es uno de los coodirectores del proyecto y a su vez es el director de la carrera Especialización en Termalismo e Hidrología Medica (única en el país) de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). También participan de este estudio la licenciada Marta Giacomino, el licenciado Andrés Belderrain y la ingeniera agrónoma Silvia Grenovero, todos profesionales pertenecientes a la UNER. En tanto, por la UNLP forman parte del mismo la bioquímica Celia Schell y la doctora Mónica Sparo. También integra el grupo la directora del Ente Provincial de Termas de Copahue, médica Ana María Monasterio.
“En la actualidad vamos a realizar los mismos estudios con hongos productores de micosis superficiales y cutáneas. Es decir, vamos a probar los agentes que producen las llamadas dermatoficias, como los hongos que causan el pie de atleta y las tiñas, para ver si el fango gris de Copahue tiene efecto inhibitorio sobre estos microorganismos”, finalizó la especialista.
Un lugar ideal para el relax al pie del volcán
El Complejo Termal de Villa Copahue, de donde se extrajo el fango gris para este estudio por parte de los investigadores de la UNLP y la UNER, está ubicado en la Cordillera Norpatagónica, en la provincia de Neuquén. Esta villa está situada al pie del volcán Copahue y es administrada por el Ente provincial de Termas de Neuquén. Se trata de una zona turística muy importante dado que sus termas, por la calidad de sus aguas y sus barros, son consideradas las primeras en América del Sur y las terceras en el mundo.
“Copahue quiere decir en lengua mapuche región del azufre. En el complejo termal existe toda una serie de lagunas al aire libre como la Laguna del Chancho, que normalmente se utiliza para baños y la Laguna Sulfurosa que es hipertermal porque tiene una temperatura media entre los 70-75 grados centígrados, no apta para baños”, explicó la doctora María Marta De Luca, a Hoy. Agregó que “en las zonas de las fumarolas de la laguna (emanación de vapores desde el fondo), la temperatura puede llegar a los 85-90 grados centígrados. En su fondo se halla el barro gris”.
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