El administrador general de la Dirección Provincial de Vialidad, Jorge Placenzotti, destacó que marchan a buen ritmo los trabajos de la obra de protección de la defensa oeste de la ciudad de Santa Fe, que se realiza sobre la avenida de Circunvalación Oeste, cuyo monto de obra supera los 28 millones de pesos y fue adjudicada a Merco Vial S.A. y Angel Boscarino Construcciones (UTE).
Una comunicación de la DPV destaca que su objetivo es proteger el paramento húmedo del terraplén de defensa contra inundaciones del río Salado, ubicado junto a la avenida de Circunvalación de la ciudad de Santa Fe, por medio de la alternativa de recubrimiento con un sistema de bloques trabados a la tracción y la compresión en la dirección de los tres ejes principales, conformado por bloques de hormigón armado que por su forma especial se van entrelazando de modo de constituir un sistema que actúa como un conjunto de piezas trabadas y no como bloque individuales.
Además, se altea el mismo terraplén considerando los efectos superpuestos de distintas combinaciones de alturas del río Paraná con crecidas del río Salado, y la sobreelevación por oleaje producido por vientos, indica la información oficial.
Parasu diseño, se ha tomado una recurrencia combinada de 1.000 años, como mínimo, considerando los eventos como independientes y suponiendo dicha recurrencia combinada como el producto simple de las recurrencias individuales, sigue el informe.
La obra de protección se inicia en el puente Carretero Santo Tomé-Santa Fe, cruza el terraplén ferroviario y las ramas del distribuidor de empalme con la autopista a Rosario, culminando en calle Gorostiaga, donde se inicia la sección 3 de la avenida de Circunvalación actualmente en construcción.
Comunicación vial y protección
La avenida de Circunvalación Oeste no sólo cumple funciones desde el punto de vista vial sino también actúa como cierre. Debe proteger el casco urbano contra las inundaciones del río Salado (ver aparte).
En este sentido, paralela a la calzada, se ha construido la defensa Irigoyen, que completa el sistema de defensa al oeste de la ciudad de Santa Fe.
El proyecto resguarda el área de un sector urbano muy desarrollado y se puede considerar que está directamente involucrado en esta obra una quinta parte del conglomerado urbano de la ciudad de Santa Fe, cuya población total estimada en 500.000 habitantes resulta indirectamente involucrada.
Se prevé reconformar el terraplén existente con un coronamiento de 4 m de ancho, y cota variable de acuerdo a lo indicado en el estudio hidráulico.
El talud interno, hacia el este, tendrá una pendiente general de 1:2,5, es decir, dos metros y medio de ancho por cada metro de alto. En cambio, el talud a proteger se conformará para que tenga una pendiente general de 1:3, y variable en algunos casos a 1:2,5.
Los rellenos que se requieran para alcanzar la sección de proyecto se construirán con suelo del lugar y con una compactación especial.
Las cotas de coronamiento del terraplén y su muro rompeolas se ubicarán entre los 17 y los 18 metros IGM (Instituto Geográfico Militar, cuya escala tiene el 0 a la altura del nivel del mar).
Análisis
De cien a mil años
Luis Rodrigo
El terraplén de la Circunvalación Oeste (entre el Puente Carretero y la calle Gorostiaga) tiene una cota cuyo diseño responde a lo que los técnicos llaman “eventos de recurrencia de 100 años”, es decir, las inundaciones conocidas durante ese período, que para el caso del Paraná implica remontarse a la de 1982-1983 y para el Salado al terrible 2003.
La altura de la defensa que ahora se construye en ese sector responde a parámetros para eventos de recurrencia de 1.000 años. Es igual al que ya tiene el terraplén del Tramo 3, en ejecución, desde Gorostiaga a Recreo.
La cifra milenaria supone elevar y reforzar las defensas de manera de intentar una protección de la ciudad ante un escenario hipotético (y que no tiene registro en términos históricos): la superposición de inundaciones del sistema del río Paraná y del río Salado.
La decisión de llevar a esos límites la defensa de la ciudad de Santa Fe se adoptó luego de la inundación de abril de 2003. Y la tomaron las autoridades que no previeron lo que ocurrió por entonces.
Debe recordarse que en aquella oportunidad la defensa construida en los Tramos 1 y 2 no fue sobrepasada por las aguas del Salado, que tampoco su estructura colapsó por la presión de la masa líquida y que no hubo un proceso erosivo que la dañara: el agua ingresó a la ciudad por Gorostiaga, a donde terminaba el cordón defensivo y no existía ninguna otra protección.
Es más, la defensa se convirtió en lo que El Litoral del 4 de mayo de 2003 llamó sin eufemismos “una trampa”: hubo unos dos metros y medio más de agua en los barrios del sur oeste que en el río; al punto que al abrirse brechas en la defensa, parte de ese sector se desagotó (y el resto lo hicieron las bombas, a lo largo de más de dos penosas semanas, una vez que se cerró el ingreso del agua en Gorostiaga).
La licitación del Tramo 3 (la obra que finalmente cerró el anillo de defensas sobre el Salado) fue licitada de urgencia y la diferencia entre cien y mil años de recurrencia hizo que se consumiera todo el presupuesto en el movimiento de suelo (y que debiera hacerse otra licitación para el pavimento).
La obra que ahora se ejecuta es consecuencia de ese cambio de diseño: pasar de cien a mil años de recurrencia (como mínimo). Fue asumida cuando terminaba 2003, justamente cuando los discursos oficiales se esforzaban por mostrar como inevitable a esa inundación, un aspecto sobre el aún debe fallar la justicia.
Bloques de hormigón y mantas de geotextil
El perfil que tendrá la obra de protección en el terraplén de la Av. de Circunvalación Oeste es conocido por los santafesinos. Su aspecto exterior y su estructura será similar a la Costanera: taludes contenidos por una manta que actúa como un filtro para evitar la fuga de suelo arenoso, sostenido por bloques de hormigón, con un muro rompeolas anclado mediante vigas.
La defensa mostrará un recubrimiento de bloques de hormigón intertrabados, que ocultarán el filtro de geotextil.
Previo a ello debe conformarse el talud de asiento de la protección, regularizando la superficie hasta las pendientes y cotas de proyecto, lo cual implica tareas de desmonte en algunos sectores y de relleno con compactación en otros.
Al pie del revestimiento se construirá una viga de anclaje de hormigón armado colado in situ de forma inclinada, para lo cual es necesario realizar la excavación para su fundación, y el posterior relleno compactado del suelo sobre el paramento externo de la viga. En la parte superior se ejecutará una viga menor de cierre de hormigón armado, que primeramente se ubica junto al talón externo del muro rompeolas, luego a media altura de éste, y en la finalización del primer tramo y todo el segundo tramo cubre el vértice externo del terraplén, quedando el muro enterrado al final del primer tramo. Finalmente, se completará con vigas de cierre lateral el comienzo y la finalización del revestimiento en cada sector.
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