El río Vaqueros, límite natural del municipio homónimo y la comuna capitalina, suele congregar en esta época del año a infinidad de familias salteñas que se recrean en sus frescas aguas y sus desplayados generosos en espacios para comidas, juegos y descansos al aire libre.
Las riberas del apreciado curso hídrico, sin embargo, también son aprovechadas por desaprensivos que las usan como vertederos de desechos de todas clase y naturaleza. Así, entre los vecinos que comparten algunos mates, los chicos que prueban suerte con sus cañas de pescar y las amigas que se broncean sobre las piedras, se advierten sobre las dos bandas del río grandes basurales a cielo abierto y amenazantes focos infecciosos que incluyen aguas servidas y restos de animales en descomposición.
De este lado, un impresentable basural perpetuado sobre el lecho del Vaqueros invita a los vecinos de los barrios Juan Manuel de Rosas, 15 de Septiembre y La Tradición a olvidarse del río y de las quejas que parecen dormir en los cajones de los responsables de la higiene urbana, la seguridad pública y el control.
Sobre la ribera del municipio de Vaqueros, otros basurales y la carencia de infraestructuras, servicios e instalaciones acordes a las grandes afluencias, confirman que tampoco de ese lado se aprecia la envergadura de un fenómeno socio-turístico que adquiere dimensiones sorprendentes los fines de semana y días feriados.
Advirtiendo esto, vecinos de la localidad y jóvenes radicales organizaron el año pasado una campaña de limpieza sobre la banda norte del Vaqueros. Se sacaron cantidades impresionantes de basura, pero es tanta la que quedó y se sigue tirando que pareciera que nada se hizo. A la par, se presentó un proyecto a las autoridades de la Provincia y los dos municipios para que todos esos espacios sean recuperados y acondicionados, con un mínimo esfuerzo presupuestario, en beneficio de los miles de salteños que los tienen como destino turístico obligado. Hasta hoy no se sabe qué curso se le dio en distintos organismos a esa propuesta. |
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