El 16 de febrero, cumplirá treinta años de ininterrumpida gestión ambiental la Comisión de Recuperación del Río Negro y piensa festejarlo. Será una buena oportunidad para reencontrarse con viejos amigos y repasar las acciones que se han venido realizando desde 1979 hasta nuestros días en procura de rehabilitar ese curso de agua.
Fueron años de lucha y de frustraciones en lo que hace a el objetivo principal de poder navegar el río y disfrutar su paisaje. Pero se han alcanzado metas, de cualquier manera, importantes y significativas. Por un lado, la adhesión de la ciudadanía, que por años de autoritarismo y de transculturación producto de la “globalización”, se mantiene al margen de la campaña, pero al mismo tiempo la alienta a su manera. Por otro, el desenmascaramiento de determinados sectores de poder que pretenden imponer las leyes de mercado e intentan avanzar sobre terrenos públicos sin importarles los daños ambientales que provocan.
Entre estos impactos negativos que en muchos casos se producen porque cuentan con la colaboración de funcionarios infieles a las leyes y al mandato del pueblo- puede citarse la perversa situación de las tierras fiscales malvendidas o con “intrusos de primera”, quienes ilegítimamente se apoderan de propiedades familiares de auténticos productores, para extender sus predios y seguir creciendo económicamente. No hay denuncia que haya podido frenar esto hasta ahora, a pesar de haber cobrado estado público y estar en manos de Fiscalía de Estado, igual que tantos otros hechos irregulares que por muchos años se cometieron en nuestra provincia a pesar de las denuncias de las ONGs ambientalistas y de las gestiones personales de funcionarios comprometidos con la defensa del ecosistema regional, que no obstante se estrellaron contra la indiferencia de sus superiores.
Algunos ciudadanos, para neutralizar sus acciones depredadoras, pretenden imponer la ilegalidad y hasta hacen apología de la misma, mientras los funcionarios se mantienen indiferentes en el mejor de los casos- o reaccionan de manera contradictoria al sentido común. La Cámara de Diputados, caja de resonancia de los problemas comunitarios, no siempre ha podido exigir a los gobernantes de turno que cumplan con las leyes muchas y buenas- que existen para proteger el ambiente natural y cultural.
La Comisión de Recuperación del río Negro desde 1979, y desde hace más de diez años, la Fundación Ambiente Total, han trabajado activamente con funcionarios y gestores comunitarios de buena voluntad para revertir la anomia generalizada y la disociación. Esto le ha ganado muchas adhesiones, pero también algunos opositores que se sienten afectados por las denuncias realizadas contra ellos. Son quienes desde distintos espacios del poder económico y político operan para mantener el desgobierno ambiental que existe en el Chaco y alcanzar sus metas de expansión económica a costa de degradar los ecosistemas y corromper voluntades.
La Comisión de Recuperación del río Negro, a pesar del deterioro creciente de este curso de agua, sigue apostando a la lealtad de ciudadanos y funcionarios y reclamando el control obligatorio por parte de quienes ejercen el poder de policía sobre ese recurso y las sanciones previstas en las leyes y ordenanzas a los infractores, única manera de lograr el saneamiento definitivo del río histórico y su paisaje.
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