Hay soluciones estructurales para enfrentar la falta de lluvias. El cambio climático ha marcado su presencia en la vida productiva del país durante los últimos años, por lo que se han alternado inundaciones y sequías, extremas en ambos casos, que afectaron la producción agropecuaria.
Hubo planificación estratégica de públicos y privados. Los especialistas señalan que esta alternancia está presente en todos los modelos del denominado cambio climático que afecta al planeta, los sistemas de previsión de los episodios se vienen desarrollando con celeridad. INIA tiene, por ejemplo, un sistema que ha ido profundizando en la materia; el objetivo: contar con pronósticos certeros que puedan ser utilizados para tomar medidas estratégicas a tiempo.
La sequía que afecta al país muestra ribetes dramáticos, que se han acentuado durante el último mes, los informes y la recorrida de los lugares afectados muestran por ejemplo establecimientos lecheros que trabajan con alta tecnología y planificación que no tienen nada que dar de comer a los ganados.
Tambos que aplican e invierten en tecnología, que buscan soluciones a largo plazo, están al borde de la catástrofe productiva; lo mismo acontece con los productores ganaderos, están comprometidos los que no previeron ni invierten tiempo y dinero en buscar soluciones, pero también los que vienen aplicándose a un camino racional de producción han sido golpeados por la seca.
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Tampoco ha habido omisión de acciones de parte de las autoridades. La creación de un fondo para atender catástrofes climáticas, implementado en la última Rendición de Cuentas es ejemplo de ello, como así también los subsidios y la política activa para que los productores hortifrutícolas aseguren sus cultivos.
La acción incluyó la construcción de 2.100 obras para solucionar problemas de agua en predios ganaderos y lecheros del país.
Obras que se realizaron con subsidios importantes que otorgó el PPR, el director del proyecto, Alfredo Bruno, dijo que "en 2005, durante un período de sequía muy grande, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca decidió que era necesario atacar el problema en forma estructural, por lo tanto se debía instalar un proyecto a largo plazo de construcción de tajamares y perforaciones, tendientes a equipar al país para enfrentar las sequías".
Este proyecto comenzó a implementarse a fines del año 2006, en la zona norte del país, que abarca los departamentos de Paysandú, Salto, Artigas, Rivera y Tacuarembó. En estos dos años se realizaron 500 obras.
En una segunda etapa, hace un año y medio comenzó a diseñarse un nuevo proyecto, a instancia de las intendencias de Flores, Durazno, Maldonado, Rocha y Treinta y Tres, las que acordaron con Diprode la realización de un proyecto de características semejantes al desarrollado en el norte del país.
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