Luego de dos privatizaciones fracasadas, el servicio eléctrico provincial y el de agua potable y cloacas de Capital, Valle Viejo y FME fueron recuperados por el Estado durante el año pasado.
El gobierno de Eduardo Brizuela del Moral retomó primero el control del servicio que estaba en manos de la española Aguas del Valle, que prácticamente había abandonado la concesión que tenía desde 2000. El acuerdo de desvinculación no tuvo mayores contratiempos y para hacerse cargo de la prestación, el Ejecutivo creó Aguas de Catamarca, una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria.
La firma inició sus operaciones formalmente en abril y lanzó un plan de obras para hacer frente a innumerables problemas que existían, a pesar de lo cual muchos inconvenientes subsisten. También pidió un ajuste tarifario del 40%, que por estos días está en análisis en el ENRE.
El caso de la electricidad fue más complejo. A finales de octubre, un conflicto gremial en EDECAT provocó un colapso del servicio. Una semana después, el mandatario decretaba la intervención estatal de la empresa y nombró cuatro directores. De esta manera, desplazaba del control de la privatizada a la familia Taselli, que estaba a cargo desde 1996.
Posteriormente, Brizuela acusó a responsables de la empresa de vaciar las cuentas de la firma y cuestionó duramente la gestión.
Los problemas en la prestación se mantuvieron y se agudizaron con la llegada del calor. La Provincia prometió un plan de inversión para mejorar el servicio. |
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