El análisis estadístico permite certificar que varias zonas del país alteraron sus condiciones climáticas y, como consecuencia, áreas no hace mucho desérticas resultaron beneficiadas por el traslado de las isohietas --líneas imaginarias que unen localidades con iguales precipitaciones en cierto lapso-- como perjudicadas las superficies que ahora sufren sequía.
"Es necesario redefinir las subregiones trigueras que, desde los años '60, son siete y no variaron", explica el ingeniero agrónomo Jorge Nisi, que integra la Estación Experimental del Instituto Nacional de Experimentación Agrícola (INTA) Martín Juárez.
El sudeste bonaerense es una muestra del cambio climático y sus consecuencias con zonas que padecieron sequías durante más de quince años seguidos.
Varios productores se subieron a la picadora y, entre noviembre y diciembre, transformaron los cultivos de trigo y de cebada en forraje.
En prevención de estas exigentes épocas, otro equipo del INTA --constituido por los investigadores María Inés Puentes, Gustavo Cruzate y Gustavo Moscatelli-- ensayaron redefiniciones regionales.
Más técnicos consultados advirtieron que, además de la renovada contingencia atmosférica de La Niña --enfriamiento de las aguas del océano Pacífico--, la región puede estar a las puertas de un período seco.
Nisi, mientras tanto, llegó a la conclusión de que las isohietas se desplazaron 140 kilómetros hacia el oeste y Eliseo Popolizio (Centro de Geociencias Aplicadas-Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Noreste) coincidió con el corrimiento, pero lo llevó a más de 150-200 kilómetros. (NA)
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