La preselección de interesados en la construcción del complejo hidroeléctrico Los Blancos sobre el río Tunuyán Superior -una aspiración de más de 40 años en la provincia- cobra trascendencia por la necesidad de sostener una política de Estado, tanto en el control y regulación de los ríos que abastecen nuestros cuatro principales oasis productivos, cuanto en la multiplicación de la generación eléctrica y el impostergable aumento de la capacidad de almacenaje de agua de los caudales que abastecen nuestros oasis.
Salvo en el sur provincial, la capacidad real de almacenaje de agua para riego y consumo humano e industrial es en Mendoza claramente deficitaria. De allí la trascendencia que tiene para la provincia el anuncio de este nuevo paso en el proceso, en este caso la preselección de interesados en financiar y construir la gran presa en el Tunuyán.
Cabe recordar que hace 3 meses, el gobernador Celso Jaque anticipó, además, su intención de concretar en el futuro el proceso de construcción de otro embalse y el generador de energía correspondiente, sobre el curso del río Mendoza, a la altura de la desembocadura del río Tupungato (que sería la segunda obra de regulación del río Mendoza, en cuyas márgenes se produce el 70% del PBG provincial y vive el 70% de la población mendocina).
Como hemos insistido a lo largo de las últimas décadas, cabe esperar que estos anuncios se concreten finalmente (son proyectos por los que bregaba Agua y Energía en los años ’60 y ’70) y no queden en aspiraciones en vísperas de un año electoral o en anuncios dirigidos a recomponer el ánimo inversionista.
Si esto se efectiviza realmente, Mendoza habrá dado un paso enorme para sostener políticas de Estado destinadas a preservar el agua escasa, que le permitan generar energía eléctrica de base renovable y cuidar sus respectivos acuíferos.
Los especialistas en clima y medio ambiente aseguran para el futuro inmediato un cambio que implicará una baja de las precipitaciones en alta montaña y aumento notable de las lluvias en el llano.
En ese contexto, es auspicioso el proceso iniciado por Los Blancos. Pero una política hídrica de una región semidesértica y sometida a cambios climáticos que le restringen el futuro del agua disponible, demanda también una intensificación del programa de impermeabilización, entubado y presurización de su red de canales de riego y la puesta en marcha de un intensivo programa de renovación de los métodos de riego (pasar del método de riego “a manto” de los huarpes -hoy en el 90% de la superficie cultivada- al riego moderno de aspersión o goteo).
Para Mendoza, es prioritario y más urgente invertir en más embalses en los ríos de sus oasis productivos y en su enorme red de canales, que apostar gestión política y recursos en la futura construcción del embalse Portezuelo del Viento (una obra que le interesa más a la Nación y a otras provincias ribereñas), negociado por el gobierno provincial anterior como compensación de deudas de la Nación por los daños de la promoción industrial (unos 1.000 millones de pesos de hoy).
A Mendoza le faltan diques: el Tunuyán sólo tiene el viejo Carrizal -ya maltrecho e insuficiente- que no llega a guardar ni el 20% del derrame anual del gran río del Valle de Uco. En el oasis norte, el río Mendoza cuenta -desde hace poco- con Potrerillos, para almacenar unos 450 hm3, algo así como un tercio del agua que el río aporta al año.
No es un detalle recordar que en las márgenes del Mendoza vive casi el 70% de los mendocinos y se genera el 68% del producto bruto local. Los Blancos y también el dique Las Tunas, en el río Tunuyán, y otro embalse en Uspallata o Punta de Vacas, en el Mendoza, debieran constituirse en prioridad, en verdadera cruzada del agua disponible.
Esta política de previsión ante un futuro con agua escasa, demanda mayor dinámica en la impermeabilización y reconstrucción de la red de canales. Pese a la histórica inversión de los últimos 10 años, en el total de canales, primarios y secundarios, el promedio provincial del total impermeabilizado ronda el 15 o 20%. El resto es arena y atraso.
Entonces si, como lo pronostican los científicos, por el cambio climático se reducirán los caudales provenientes de la montaña y en cambio habrá más precipitaciones en el llano, a la red de diques de almacenaje habrá que sumarle la modernización de canales de drenaje y defensas aluvionales.
En los últimos 20 años, por lo menos un par de veces hemos asistido al anuncio del propósito oficial de construir Los Blancos y revivir el viejo proyecto de Cordón del Plata, con que alguna vez soñaron los ingenieros de Agua y Energía.
Ojalá esta vez los anuncios lleguen a concretarse en un proceso de construcción. El país demanda energía eléctrica, asediado por las carencias que desnuda la demanda del nuevo crecimiento.Y la provincia requiere urgentemente mayor capacidad de embalse y canales modernos para poder manejarlos en función de las necesidades y no seguir prisioneros de los espasmos de la naturaleza.
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