Con las altas temperaturas del verano, superiores a los 40 grados, se incrementa el consumo de agua potable en la población. Lamentablemente, por tratarse de un recurso natural que no sobra, es necesario que la ciudadanía santiagueña tome conciencia de la importancia de un uso racional del agua.
Es costumbre de muchos dejar las canillas mal cerradas o con goteras por defectos de funcionamiento, con lo cual, cientos de litros de agua potable son desechados sin ninguna necesidad.
Por otra parte, en esta época del año son cada vez más las familias que compran piletas de lona con la intención de refrescarse y disfrutar de un momento de esparcimiento y diversión. No obstante, la falta de un cuidado adecuado hace que en pocos días el agua se ponga turbia por lo que los usuarios las desagotan.
Se trata de entre 1500 y 3000 litros de agua potable por cada pileta que son derrochados. Si esa cantidad de litros se multiplican por una buena cantidad de piletas que existen en los hogares, se trata de cientos de miles de litros que se pierden.
Paralelamente, en parajes y localidades no muy distantes de la capital, miles de familias santiagueñas sobreviven como pueden frente a la intensa sequía. Soportan el calor, no tienen este vital elemento para suministrar a sus animales, y, peor aún, tienen poco y nada para el consumo personal.
Por todo esto, es necesario que todos tomemos conciencia de la importancia de cuidar el agua potable, cada vez más escasa, y que se adopten en cada inmueble todas las medidas que permitan evitar su derroche.
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