Con apenas 1,66 metros marca la altura en el dique 2 del puerto de la ciudad de Santa Fe, la mitad del registro normal. En Rosario la situación es peor y se teme que en los próximos días se quede sin provisión de agua potable.
Además, disminuyó de manera considerable la navegación, con serias dificultades para las exportaciones, especialmente las de granos.
La última bajante en la región, conocida como el Bajo Paraná, fue en noviembre de 1999. En esa ocasión fueron clausurados los accesos a los puertos y se suspendió la navegación en todos los cursos de agua.
El fenómeno preocupa a la empresa Aguas Santafesinas Sociedad Anónima (ASSA), que comenzará a instalar en Rosario una bomba suplementaria, con capacidad para extraer 1.500 metros cúbicos de agua por hora.
La planta potabilizadora de Rosario abastece a cerca de 1.100.000 habitantes de esa ciudad y de las cercanas localidades de Villa Gobernador Gálvez, Funes, Granadero Baigorria y Capitán Bermúdez.
Se espera que hasta el 15 de enero las aguas bajen otros 12 centímetros.
Según fuentes de la Prefectura local, esta histórica bajante se produce por falta de lluvias en el sur de Brasil y en el extremo nordeste de la Argentina. Las autoridades de esa fuerza de seguridad solicitaron a navegantes y hasta a bañistas que extremen las medidas de prevención para evitar accidentes. En Rosario se dispuso la prohibición para que la población ingrese en el río en diferentes balnearios, ya que el agua se alejó más de 150 metros de la costa, según informa el diario La Nación.
En el puerto de Villa Constitución, al sur de Rosario, zona de donde se embarca el 80% de los cereales que producen en el país, la falta de calado en el acceso obligará en los próximos días a los barcos cerealeros a zarpar con carga mínima. Las exportaciones ya empezaron a verse afectadas.
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