"Estamos ante un problema gravísimo”, trazó un preocupado Héctor Velizán, secretario de Servicios Públicos del municipio de esta ciudad, y la persona que cada día canaliza cientos de pedidos y reclamos de la gente que necesita agua en una región abatida por la sequía y con escasas reservas.
Mientras tanto, el pronóstico meteorológico no habla de lluvias para lo que resta de esta semana.
Tan grave es el problema que el municipio debe optar por determinados días, cuando baja la demanda de agua para consumo, para regar las polvorientas calles de la ciudad. Ese día fue el lunes, cuando desde temprano varios camiones recorrieron las calles de ripio para regarlas. Sin embargo, la elección obligó a desechar durante esa jornada el reparto domiciliario de agua que abastece, a diario, a unas 16 familias de los barrios más necesitados.
Velizán precisó que, según el programa establecido por su área, se extraen ocho tanques de 8 mil litros de los pozos públicos que el municipio administra en distintos sectores de la ciudad. “Se sacan cuatro tanques por la mañana y otros cuatro por la tarde”, precisó el funcionario. Así Charata maneja las pocas reservas que quedan, mientras sigue la espera de las precipitaciones que brinden un alivio a los depósitos domiciliarios y públicos.
En vistas de la situación, el municipio llamó a la solidaridad a propietarios de pozos que puedan ofrecer agua. “La respuesta fue buena”, ponderó el secretario, al tiempo que reveló que para agilizar la extracción de agua fue adquirida una bomba especial.
“Pedimos a la gente que controle el consumo y cuide el agua que tiene en su casa”, remarcó Velizán. Así, expresó una sensación de malestar por el panorama desalentador y dijo que jamás ocurrió una sequía semejante, con tantos padecimientos para la población.
En tanto, el pronóstico meteorológico de la Administración Provincial del Agua nada dice de precipitaciones en esta parte de la provincia para lo que resta de esta semana. Se anuncia un aumento en los valores de las temperaturas y viento norte hasta el domingo próximo. Entre hoy y el viernes el tiempo se presentaría inestable, pero es poco probable que se registren lluvias.
Situación crítica
“En la zona, la situación del agua para consumo es crítica”, alertó la bioquímica Ada Solís, propietaria de un laboratorio de análisis de agua y palabra autorizada a la hora de evaluar el contexto actual de sequía, las consecuencias de no tener agua potable y los riesgos del líquido que consume la población.
“La llegada del agua potable en ciertas comunidades --según la Organización Mundial de la Salud-- disminuye notablemente la mortalidad infantil. Una zona de agua no potable es un área de chicos con diarreas, infecciones, otitis y hasta mortalidad alta. El agua es todo en la vida del ser humano”, definió la especialista.
Solís explicó que los vendedores que operan en la ciudad generalmente potabilizan agua de pozo que luego es comercializada en bidones como agua de mesa. “Pero ahora no hay lluvias y los pozos no se recargan”, indicó. Así y más que nunca, el agua comienza a ser un bien escaso y que se agota.
La bioquímica reveló que el proceso de potabilización depende de la calidad del agua original (cruda). “Hay pozos que no tienen tanta salinidad y otros que tienen agua demasiado salada y mineralizada”, observó.
En Charata, donde el agua potable es un sueño lejano, son mayoría las familias que no tienen acceso a la compra de agua en bidones, con los controles adecuados que garantizan su calidad. A esas personas, Solís recomendó hervir el agua que extraen de depósitos durante varios minutos y luego dejar enfriar antes de darle usos para tareas cotidianas de cocina.
Acerca del uso y abuso de lavandina para potabilizar el agua de consumo, Solís fue clara: “Muchas veces se echa ese producto a ojo y es perjudicial, ya que se forman derivados cancerígenos para la salud”. Al respecto, aconsejó que cada familia haga un esfuerzo por hacer analizar el agua que conserva en sus depósitos y pozos.
Mala calidad
En Charata, cumplir con los valores que establece el Código Alimentario Nacional es un imposible. “Las aguas de pozo exceden los límites que fija el código sobre valores de los minerales que componen el agua”, explicó la bioquímica. Lo mismo vale para la contaminación bacteriológica, una cuestión común en esta región.
Si bien las aguas de lluvia no tienen salinidad, azufre ni dureza o arsénico, poseen una alta contaminación. Pero ahora, esa categoría no existe dada la escasez de precipitaciones que impidieron almacenar líquido en los depósitos domiciliarios. “En cuanto a calidad, estamos mal”, subrayó Solís.
En otro orden, llamó a la población a cuidar el agua como lo hacían generaciones antecesoras y poner especial atención en el uso del líquido para lavar veredas, autos, en la ducha y en otros usos que hacen a la higiene del hogar y de cada persona. “Tendríamos que volver a hacer lo mismo que nuestros padres y abuelos, que cuidaban el agua como un bien escaso. Hoy no llueve, no hay agua y los pozos no se recargan. Tampoco hay espejos de agua que hagan llover en la zona”, señaló finalmente. |
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