La bajante del Paraná ya preocupa, pero la peor perspectiva sigue siendo a futuro porque en Rosario el nivel del río llegará a su pico de descenso máximo en marzo. "Si no llueve antes vamos a estar en problemas", vaticinó ayer la responsable de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), Dora Goniadzki. Para la especialista la bajante es producto de diez años ininterrumpidos de sequía en la mayor parte de la cuenca del Paraná. Aun así, recordó que de lejos este no es todavía el peor año. Para demostrarlo basta comparar el nivel de ayer frente a Rosario, de 1,06 metro, con los apenas 75 centímetros registrados en 1989.
De todos modos, el INA lanzó ayer un "alerta por bajante" para que los navegantes puedan monitorear las fluctuaciones en la altura fluvial.
Como sea, para Goniadzki la baja del río es fruto de una década de sequía generalizada en la región del Litoral y el sur de Brasil que lluvias y crecidas puntuales (como las del 2003 y 2007) no llegaron a modificar.
Es que, al menos en este caso, parece no correr el dicho de que "nunca se juntaron dos sequías". ¿Por qué? Porque cada año seco potencia los efectos del anterior.
"La cuenca del Paraná es muy grande y parece tener memoria", explicó la especialista del INA, lo que significa que cada vez cuesta más que vuelvan a llenarse todos sus cursos de agua y se recuperen los niveles de humedad.
Así, en la problemática confluyen caudales "significativamente bajos en el Paraná en Brasil", otra bajante pronunciada en el río Paraguay, pocas lluvias en las nacientes de los ríos y pronósticos de escasas precipitaciones en la cuenca del Plata, así como en el Paraná medio e inferior.
Contra lo que se suele creer, Goniadzki aclaró que las represas y embalses ubicados en la alta cuenca del Paraná "atenúan la gravedad de la bajante" porque, al actuar "como un sistema", resultan niveladores del agua y garantizan la disponibilidad energética.
De todos modos, la especialista insistió con que la bajante actual no alcanza el nivel de alarma, sino de alerta. "Si recordamos que en el 89 el nivel llegó a 75 centímetros y en las décadas del 50 y el 60 incluso a valores negativos, 1,06 metro no parece tan poco", dijo.
El problema es que "se estima que continuará la tendencia descendente durante el resto de enero por lo menos", de modo que "si no empieza a llover con abundancia en algún lado" sobre la cuenca del Paraná, hacia marzo "vamos a estar en problemas", afirmó.
Casi un metro
Aunque el INA consignaba en su página web que el Paraná a la altura de Rosario estaba ayer en 1,02 metro (21 centímetros menos que el día anterior), en realidad el nivel se ubicó en 1,06. La diferencia se debe a que las mediciones corren por cuenta de la Prefectura local y pueden tardar en ser actualizadas.
Foto: Archivo Programa Infoagua
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