La histórica bajante que afecta desde hace días al Paraná repercutió ayer en el Río de la Plata, aunque desde Prefectura Naval se aclaró que el escaso nivel de agua no afectará el movimiento portuario.
Se estima que el nivel del Río de la Plata, más allá de lo que ocurra con las aguas que le aporte el Paraná, volvería a marcas normales en horas, con el movimiento de las mareas. El Paraná, en cambio, continuó ayer con importantes niveles de bajante, con sólo 1,20 metro de profundidad a la altura del puerto de Rosario, donde la marca debería oscilar entre los 3,20 y los 3,50 metros.
En Santa Fe, a la altura del dique 2 del puerto, el río apenas alcanzó una marca de 1,66 metros, la mitad del registro normal. En todo el curso del río, disminuyó considerablemente la navegación, lo que acarrea dificultades para las exportaciones, especialmente las de granos.
La escasa navegabilidad del Paraná repercute también aguas arriba, donde localidades chaqueñas ven afectada su provisión de combustibles. Los actuales niveles del río no se observaban desde 1972, y en Rosario se teme que en los próximos días se vea afectada la provisión de agua potable.
El panorama es bastante desalentador ya que hasta mediados de enero se prevé que el río baje no menos de otros diez centímetros, y la situación podría prolongarse hasta marzo próximo. La bajante obedece a la falta de lluvias en el sur de Brasil, donde paradójicamente se registraron grandes temporales e inundaciones en la región atlántica.
La situación es de tal gravedad que los clubes con playa, como Náutico Avellaneda, Rosario Central y Regatas, prohibieron bañarse a sus socios porque el río se alejó tanto de la costa que está muy cercano el canal de navegación, donde la cota desciende abruptamente.
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