La bajante del río Paraná que afectó en Rosario a balnearios (algunos cerraron), guarderías náuticas, el transporte de cargas y la pesca, continuará agravándose. Así lo confirman estudios del Instituto Nacional del Agua (INA), que proyectan para los próximos días un moderado aumento en el nivel y una nueva caída que podría revertirse, estiman, recién en marzo.
Autoridades de Defensa Civil Rosario admitieron que están en "alerta" porque el nivel del río ya es "peligroso" e incluso podría perforar en 10 días la barrera del metro de profundidad. El pronóstico meteorológico para las cuencas altas no es alentador, lo que podría acentuar la bajante provocada por la persistente sequía. "Los análisis que nosotros recibimos están basados en las cuencas altas. Al bajar las cuencas altas, no hay posibilidades de que acá crezca. De no cambiar las condiciones en dos semanas estaremos, seguramente, debajo del metro", aventuró el titular de Defensa Civil, Raúl Rainone. La proyección obliga a trabajar con un plan de contingencia que, de concretarse los pronósticos, obligará a cerrar todos los balnearios que se encuentran en la costa.
Actualmente, los clubes con acceso al río impiden a sus socios el paso al agua por seguridad. Lo mismo sucede en playas privadas y públicas. Ayer, un 60 por ciento de estos lugares permanecían cerrados. El peligro por la proximidad de las barrancas al retirarse el río es alto. Por eso, los bañistas monitorean todo tres veces al día.
Proveedor del agua potable, el comportamiento del Paraná se ha convertido en una referencia inevitable para la empresa Aguas Santafesinas. La firma trabaja desde el lunes con una bomba de mayor potencia, que toma 1.200.000 litros por hora. La semana próxima instalará una semejante.
La firma estima que dentro de los valores proyectados por el INA no deberían existir dificultades para proveer el servicio al 1.100.000 habitantes del Gran Rosario.
Una situación semejante, con un metro de promedio en el agua -los aparatos de medición toman como referencia el nivel del mar- se registró en 1972. Pero de acuerdo a los informes históricos en poder de Prefectura Naval, la situación fue más grave aún en 1989, cuando descendió hasta los 75 centímetros. El valor ayer era de 1,07 metro -apenas un centímetro más que el martes-, cuando el valor normal debería rondar los 3,40.
El suministro de agua, a salvo
Voceros de AySA explicaron que la bajada del río Paraná no afectará el suministro de agua potable en la Capital Federal y el Gran Buenos ya que las tomas están ubicadas a casi 2,5 kilómetros de la costa. "Los niveles del Río de la Plata son los normales para esta época del año. La bajante del Paraná no influye en el caudal del río, que depende más de los vientos y las mareas y casi nada de las lluvias. Una Sudestada, por ejemplo, afecta más que este fenómeno", detallaron.
Coletazos de la peor sequía
Según los especialistas, el fenómeno de la bajante en el río Paraná sería un coletazo más de la sequía que afectó a ciertas regiones del país durante el año pasado. En los meses de invierno, Chaco y Santa Fe, principalmente, pero también otras zonas pampeanas (La Pampa, Córdoba y Buenos Aires) sufrieron la peor sequía de los últimos 50 años. Sólo en Santa Fe murieron unas 200.000 cabezas de ganado vacuno. En pueblos de Chaco, el tanque de 3.000 litros de agua dura (no potable) se llegó a vender a $90: una familia tipo gastaba $500 mensuales. Los especialistas estimaron pérdidas por casi $2.000 millones.
Antecedentes
En 1989 se registró, según datos oficiales de la Prefectura Naval, la peor bajante del río Paraná a la altura de Rosario. Teniendo en cuenta el nivel del mar, el caudal apenas sobrepasó los 75 centímetros.
En 1972, también en las cercanías de Rosario, el río alcanzó un metro de altura, un caudal similar al que se registra en esta oportunidad.
En 1944 y 1969, pero en Reconquista, al norte de Santa Fe, el Paraná marcó, según datos oficiales, bajantes inferiores al metro de altura. |
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