La bajante del Paraná no sólo complica a los bañistas y navegantes deportivos, sino también a los buques de carga (sobre todo a los cerealeros), que ahora deben salir con entre 8 mil y 9 mil toneladas menos por la pérdida de pies del calado. El caso más drástico se da en el puerto de Rosario, donde un barco cargó unas 50 mil toneladas de minerales hace una semana y ya no pudo zarpar, por lo que probablemente tendrá que quedarse en rada (anclado).
El secretario técnico de la comisión de Transporte de la Bolsa de Comercio local, Alfredo Sesé, calculó que a causa de la bajante los barcos cerealeros (llamados Panamax) dejan de cargar unas 1.800 toneladas por cada pie de calado menos que presenta el río.
La situación ya se viene dando en las terminales ubicadas en Rosario y otras localidades del cordón, como San Lorenzo, Puerto General San Martín y Timbúes, donde entre otras operan las de Dreyfus, Noble, Terminal 6, Quebracho, Vicentín y ACA.
Hoy por hoy, con el río a la altura de Rosario y su región en 1,07 metro, hay unos 29 pies de calado, cuando lo normal, con una altura de 2,47 metros, por ejemplo, son 34.
Esa diferencia hace que cada buque tenga que depositar en sus bodegas (con capacidad para 40 mil o más toneladas) de 8 mil a 9 mil toneladas menos, y completar luego su carga en otros puertos con mayor profundidad, como las terminales de Bahía Blanca o el sur de Brasil.
Lógicamente, eso encarece lo que se conoce como flete. Por ahora las pérdidas corren a cuenta de las firmas exportadoras, pero Sesé estima que si la situación se prolonga o se acentúa existe un alto riesgo de que, además, ese adicional de costos se traslade a los productores. En el contexto actual, sobre llovido, mojado.
En rigor, la altura del río en Rosario mostró una leve recuperación durante los dos últimos días: el 4 de enero estuvo en 1,23 metro, el 5 pasó a 1,02, el 6 a 1,06 y ayer registró un nivel de 1,07 metro.
Sin embargo, los pronósticos del Instituto Nacional del Agua y del Servicio Meteorológico Nacional no son demasiado alentadores. Prevén que, en lo que resta del mes, el Paraná inferior podría perder unos 15 centímetros más de altura.
"Es obvio que, si las condiciones se agravan, podrían terminar trasladándose los costos al productor", reflexionó Sesé. El panorama se complicaría en marzo, mes en que coinciden los picos máximos de bajante anual y la llegada de la cosecha gruesa, sobre todo de maíz.
La situación no afecta, en cambio, a los buques de menos porte, como los que llevan carga de aceite. "El impacto no es significativo", admitió.
De todos modos, aun ante un panorama complicado a futuro, el ejecutivo no perdió el optimismo y al menos rescató el hecho de que el actual dragado del río permite morigerar la situación y dar continuidad a la actividad portuaria.
El peso de la piedra. No le fue tan bien es a un buque que quedó varado en el puerto de Rosario después de haber cargado "de golpe" 50 mil toneladas de minerales que, por la bajante del río, no estará ahora en condiciones de transportar.
El presidente de la terminal, Guillermo Salazar Boero, estimó que la decisión sobre qué hacer con el barco ya cargado deberán tomarla el armador del buque y el comprador de la carga. Mientras tanto, dijo, lo más probable es que la enorme embarcación deba esperar en rada.
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