Ni una gota. Por las canillas de las casas de los habitantes de San Javier, desde hace más de dos meses, no sale agua. A veces, cuando llega el líquido, es turbio y contiene partículas de carbón y tierra. “Vivo en la punta de una loma, tengo que subir agua todos los días en bidones y botellas”, contó José Wurschmidt, que reside en la calle 5.
La realidad de los demás vecinos de esa zona no es diferente. Todos se las tienen que ingeniar para recolectar agua que después les servirá para cocinar, lavar la ropa y limpiar. “Cuando llueve ponemos fuentones para recoger también”, comentó Ramón Arce; en su casa viven ocho personas.
Aunque el problema de la falta de agua en San Javier es de vieja data, algunos vecinos aseguraron que la situación actual es la peor que recuerdan haber vivido. “Hace 11 años, el agua cuando salía, tenía mucha presión; era hermoso bañarse”, explicó Alejandra Acosta, quien aseguró que ahora retrocedieron a la época medieval, ya que deben calentar agua en ollas para luego bañarse con un fuentón.
Quienes también sufren son los veraneantes, que esperan todo el año para poder disfrutar del descanso en esa localidad de paradisíacos paisajes; cuando llegan, comienza la pesadilla. “Aquí somos 10 personas y bañarse es un lío, a veces, optamos por bajar a la ciudad y hacerlo ahí para evitar los trajines”, comentó Marcelo Brú. Para cocinar, algunos optan por comprar agua mineral lo que insume, dicen, un presupuesto aparte.
En San Javier nunca se sabe cuándo comenzará la sequía. Y, cuando llega el agua, los pobladores advierten que también hay que tener cuidado. “El problema es que los caños se rompen y se obstruyen porque el agua llega llena de partículas de carbón que también te arruinan el calefón”, comentó Wurschmidt.
Los vecinos culpan a Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) del poco mantenimiento e inversión que realizó en la villa.
En algunas zonas, los caños están rotos y pierden el agua que debería llegar a los hogares y que termina formando un barrial.
Sergio López, ingeniero de la SAT, explicó que el sistema de agua de San Javier depende de las tomas de La Cordobesa y El Portezuelo. “Al ser aguas superficiales dependen del clima. Estamos saliendo de una sequía y las tomas no han recuperado su caudal”, indicó.
Pero los vecinos insisten en que la provisión de agua proviene de Anfama, a través de un conducto que realizó la Universidad. López aseguró que Anfama sirve sólo para reforzar la provisión.
“Cuando llueve arriba, como pasa ahora, se corta este refuerzo por la alta turbiedad, es decir, porque el agua viene muy barrosa y es necesario purificarla”, señaló López.
En tanto, Carlos Murga, también de la SAT declaró que ya se licitó la creación de una planta compacta para que trate la calidad del agua que, según estimó, debería estar lista en 90 días.
Más inconvenientes
Pero el agua no es el único problema que aqueja a la población de San Javier. La falta de recolección de basura es otro tema. “A veces pasa una vez a la semana, otra veces cada 10 días”, comentaron en la casa de los Bru .
La frecuencia del servicio de ómnibus es una dificultad, también para los turistas que deben amontonarse en el último colectivo que baja hacia la ciudad a las 18.30.
A las 19, LA GACETA pudo constatar cómo más de 60 personas intentaban ingresar en un micro cuya capacidad era para la mitad.“Son un peligro, van llenos de gente”, dijo Eva Bazán, que tiene un puesto de ventas a los pies del Cristo.
También incomoda la falta de servicios para el turista que va a visitar el Cristo Redentor.
“A los baños públicos los sacaron porque nadie los limpiaba; son necesarios para la gente pero daban asco”, explicó la mujer.
Las obras están aún postergadas
En un cartel que está frente al Centro Integrador Comunitario (CIC) a la vera de la ruta figura la inscripción del inicio de las obras para “provisión de agua potable”. El monto, según indica, es de $ 118.000 y el plazo de 180 días. Lo que no aparece en ninguna parte es a partir de cuándo corre el plazo ni cuál es la fecha límite para que se concrete.
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