Las ciudades se quedan sin agua en sus playas, afectando el turismo y los hábitos estivales de los habitantes; el proceso de extracción de las tomas para la potabilización se complejiza y requiere mayor utilización de químicos, porque el menor flujo degrada el vital fluido y se encarece hacerla bebible; las islas se quedan sin agua y el ganado, hoy con gran carga, se ve afectado generando un verdadero problema a la producción y al no haber agua proliferan los pastizales secos propensos a incendiarse, con las consecuencias por todos conocidas.
Estos son algunos de los problemas que están afectando a algunas ciudades ribereñas de la costa entrerriana del río Paraná, especialmente en el Delta, y que llevaron al intendente de Victoria, César Garcilazo a elevar una presentación ante la Dirección Nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables y solicitar una audiencia con el ministro de Gobierno, Adán Bahl.
La presentación de Victoria y la bajante del río dejaron ver una consecuencia directa de la construcción de la Hidrovía Paraná-Paraguay, y que lleva a que hoy se requieran obras inmediatas para que la distribución natural de los flujos de agua en el río sea más extendida y no se produzca el efecto de escurrimiento hacia el canal que está sucediendo hoy.
EL DIARIO consultó al Ing. Sergio Fontana, director de Hidráulica Provincial, acerca de este proceso, la forma en que se produce y las alternativas de solución.
“La Hidrovía es un canal de navegación que fue profundizado en el canal principal. El agua, por el menor esfuerzo y la gravedad se escurre hacia el canal que es mucho más grande y no ofrece resistencia, no se desplaza hasta el riacho, que queda sin agua y no se puede navegar y los peces no desovan. Nadie está en desacuerdo con el dragado de la Hidrovía, sino que hay que trabajar sobre sus efectos no deseados, y en este caso se ha perjudicado el cauce del Delta. En el caso de Victoria son dos riachos principales que están tapados por sedimentos y se va cerrando el cauce. El intendente quiere que se abran las bocas del riacho Paranacito del lado de Victoria, que es un arroyo que aporta mucha agua y nace al sur de Diamante; y el otro es el que se conoce como La Boca del Bobo, que es el viejo canal de navegación entre Puerto San Martín y Diamante”.
OPERATIVOS. Lo que se busca es contrarrestar el efecto del canal de la Hidrovía y la bajante de los riachos dragando pasos sensibles del río para que se rompan las resistencias y los riachos se llenen las lagunas y se vayan autolimpiando, porque crecen los camalotes y yuyos y se convierte en un círculo vicioso.
Esta explicación técnica que realizan los profesionales de Hidráulica provincial fue la que Garcilazo llevó a Buenos Aires y ahora se está estudiando en la Nación para, en caso de compartir el diagnóstico, intervenir para mitigar las causas descriptas.
Esta interpretación se da sólo para el Delta del Paraná y requerirá, según lo descripto por el Ing. Fontana de dragar las bocas que no permiten la entrada de agua hacia estos riachos, y si es necesario de algún dragado de los riachos tapados, que ya estarían identificados: “Como mínimo estas dos bocas”.
Ante la consulta acerca de cuánto podría implicar la inversión, el funcionario precisó que “aún no lo tenemos evaluado, pero hace dos años para abrir estos dos canales mencionados se invirtieron 300 mil pesos, y no fue suficiente, evidentemente. Todo depende de la metodología que se utilice y si la Nación pone dragas. La Provincia tiene dos dragas que no pueden mover volúmenes importantes, por lo que habría que contratar, y ahí los costos varían”.
De manera aproximativa, Fontana entiende que será necesario disponer, al menos, de un millón de pesos para el trabajo, que podría llevar un par de meses quitando arenas y sedimentos.
El ministro Bahl escuchó el reclamo de Victoria y ya la Nación posee la carpeta con los pedidos y antecedentes.
La inversión resulta menor, a juzgar por los beneficios que acarrea que el agua llegue hasta las costas y ciudades, por lo que se estima que a la brevedad comenzarán los trabajos, ni bien se vayan resolviendo los aspectos administrativos.
En Paranacito también falta agua
En Villa Paranacito se da el especial caso de que falta agua para todas las actividades de las comunidades que viven donde el Delta comienza con el laberinto de riachos y arroyos.
“Falta agua en el Delta. En Villa Paranacito tenemos gente trabajando permanentemente porque el agua es una forma de vida de los pobladores del lugar, aunque allí sucede a veces que sube el nivel de los riachos porque viene la sudestada y este viento modifica el nivel levantándola un poco”, explicó Fontana, director de Hidráulica.
El sur era casi el único lugar de la provincia donde el problema era el avance del agua, no su escasez. Ante la actual situación, los productores ganaderos están evaluando hacer pozos donde antes el agua llegaba naturalmente y así poder darle de beber a los animales.
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