El complejo habitacional está ubicado en calle O‘Higgins, entre Las Garzas, Celestino Marcó y Cosquín y es conocido con el nombre de la última empresa que intervino en la construcción: Incone.
El barrio empezó a habitarse en 1996 y desde entonces funciona el sistema interno de provisión de agua potable a unas 200 casas, distribuidas en 16 torres.
El mecanismo contempla cuatro cisternas, que comenzaron a funcionar con ocho motores cada una y una serie de elementos como tablero eléctrico y cañerías específicas.
Con el paso del tiempo, el estado de las instalaciones se fue deteriorando, tanto que por estos días el sistema se sostiene sólo con la mitad de los motores: debería tener 32 y sólo cuenta con 16.
Además, funcionan en medio de las pérdidas de agua, con comandos eléctricos desvencijados instalados en paredes humedecidas y en medio de un panorama de marcado abandono.
Es que la marcha del bombeo está en manos de los vecinos desde que empezó a poblarse el complejo y la tarea de control y mantenimiento viene generando trastornos y conflictos entre los habitantes.
“Cuando se rompe un motor, hay que juntar a los vecinos para decidir quién busca el presupuesto y el taller para hacer el arreglo. Después hay que juntar la planta para pagar la reparación”, describió Daniel González, presidente de la vecinal La Convivencia del barrio, quien dijo que mientras se encamina el trámite pasan los días y la gente se queda sin agua.
El último episodio ocurrió hace unos 20 días, aseveró, tras añadir que cada vez que surge un problema en el sistema de abastecimiento es “toda una complicación lograr que los vecinos se pongan de acuerdo”.
Cansados de la situación y temerosos de que el mecanismo colapse, pidieron a la Comuna que se haga cargo de la administración del bombeo, como ocurre en otros barrios dotados de estructuras internas similares.
Con esa inquietud, la vecinal presentó una nota en septiembre pasado al subsecretario de Saneamiento, Juan José Moreno, quien ordenó hacer un relevamiento de las falencias de las instalaciones.
El resultado –siempre según González- fue un informe que incluía arreglos de los tableros, cañerías y reposición de motores, por un monto de 16 mil pesos. Además, los vecinos solicitaron que el área designe un empleado de Obras Sanitarias para monitorear periódicamente las instalaciones.
Tras ese avance, la solicitud quedó varada en la repartición de Moreno y el vecinalista asegura no poder conseguir una respuesta. “Quiero que me digan sí o no”, reclamó González.
De todas formas, anunció que enviará una nota a la Nación, solicitando un subsidio y denunciando la falta de atención del Municipio a los requerimientos de los vecinos.
JUNTOS.
González presentó públicamente la queja junto a vecinos de otras dos comisiones: San José Obrero y Jardines del Sur. Es que los habitantes de esos barrios se sienten excluidos de la agenda municipal y despliegan una lista de reclamos referidos a los servicios básicos: iluminación, desmalezado, recolección de ramas, asfalto, entre otros.
Así las cosas, decidieron participar cada vecinal de las gestiones de las otras, con la esperanza de “poder conseguir respuestas”. Y son críticos al momento de interpretar el incumplimiento de los servicios: entienden que las deficiencias responden “al desmanejo de la gestión municipal” (Ver recuadro).
Con esa visión, acompañaron a González en el pedido de una solución para el tema de las cisternas. “El problema del agua en el barrio no se solucionó con la planta potabilizadora. El problema en mi barrio sigue”, aseveró.
El vecino comentó que desde la Comuna se les había sugerido que hicieran un consorcio y designaran un administrador que se ocupe del tema, tal como indica la legislación de propiedad horizontal. Pero el barrio no considera viable esa alternativa, por lo tanto insiste con que debe ser el Estado quien “administre la provisión de agua”. “La ley dice que hay que designar un administrador, pero no dice que deba ser privado. Nosotros queremos que sea el Estado y que cobre (los servicios) en los impuestos”, dijo por último.
Falta de servicios, emergencia y nombramientos
Con un papel en la mano titulado Un año de trabajo en los cimientos, los integrantes de las tres comisiones vecinales –Jardines del Sur, San José Obrero e Incone- enumeraron reclamos y objeciones a la gestión municipal. El volante, con un balance del Gobierno municipal, llegó con la última boleta y describe los “logros” alcanzados en el primer año de gestión. A la publicación, los vecinos contrapusieron las falencias en la prestación de los servicios públicos, al tiempo que repararon en la declaración de la Emergencia económica municipal, el nombramiento de empleados y el aumento de tasas.
“A pesar de la ley de emergencia, se tomaron 40 empleados en Alumbrado Público. Y uno se pregunta, si no hay insumos para hacer obras, para qué se toman más empleados. Uno llama a Alumbrado Público para que cambien luminarias rotas y te dicen ‘compren los focos y nosotros se los cambiamos’”, expresó González.
Por su parte, desde la vecinal Jardines del Sur se planteó que la Municipalidad ha formado “una superestructura”, solo concebida para una ciudad mucho más grande. Sin embargo, “los servicios no llegan a los vecinos. Los pocos servicios que se prestan, se prestan un poquito y mal. A cuentagotas y mal: el barrido, la recolección (de ramas), el alumbrado, los baches”. Además, señalaron: “No hay obras de ningún tipo en la ciudad y todavía nos desayunamos que hay un aumento de tasas”. En el caso de Jardines del Sur, los hombres de la vecinal son quienes realizan el desmalezado en las calles y limpian la plaza del barrio.
“Dictan una Emergencia económica para violarla sistemáticamente incorporando gente nueva y mano de obra, que no se necesitan porque no hay insumos”, subrayaron.
Y en ese marco, González denunció los altos sueldos que perciben algunos funcionarios –entre 5 mil y 7 mil pesos- y la actitud del director de Comisiones Vecinales municipal, Leonardo Cregnolini, quien “está volcado de lleno a la campaña electoral con vista de las elecciones internas” y está convocando a comisiones vecinales (a reuniones y comidas)” a favor de un precandidato.
El dato
700
Esa es la cantidad aproximada de personas que viven en el barrio Incone. Según Daniel González, vecinalista del complejo, dijo que hay departamentos en los que viven dos y hasta tres familias |
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