El agua, siempre presente por el simple hecho de abrir una canilla o hacer girar un molino, sólo será accesible a un selecto grupo que pueda pagarla a "precios de mercado".
Hace ocho años, en los albores del siglo XXI, 160 gobiernos reunidos en La Haya, Holanda, definieron el agua como una necesidad humana y no como un derecho del hombre. Con esta definición se daba el puntapié a un nuevo conflicto que “alcanzaría en importancia” al del petróleo: el conflicto por la escasez de agua. Con respecto a este tema el ex vicepresidente del Banco Mundial, Ishmael Sarageldi sentenció: “las guerras del siglo XXI serán por el agua”.
Según la revista Fortune “…el agua será en el siglo XXI el bien precioso que determine la riqueza de las naciones”. El panorama mundial de este recurso no es muy alentador. Sólo el 2,5% existente en el planeta es dulce, o sea apta para el consumo. De ese porcentaje el 0,4 % es superficial y atmosférica. De hecho hoy 1.500 millones de personas en el mundo no pueden gozar de agua potable, sumado a este dato preocupante, la ONU afirmó que para el año 2025 la demanda será el 56% más que el suministro.
De los 500 ríos mayores del planeta, la mitad se está secando, entre ellos el Nilo en Egipto, el Amarillo en China, el Colorado en Estados Unidos, el Ganges en la India y el Jordán en Palestina, todo por causa de obras hidráulicas tan colosales como torpes. A esto se le suma el alto grado de contaminación de mares, lagos y corrientes grandes y pequeñas debido a los desechos tóxicos.
América Latina
En América del Sur el agua dulce abunda por doquier. La región posee las cuencas de los ríos Orinoco, Amazonas y de la Plata, además de esteros, lagos, bañados, lagunas y reservorios de agua subterránea. La Argentina, junto con Brasil, Uruguay y Paraguay, posee parte de una invalorable fuente de agua dulce, el Acuífero Guaraní, conocido como el “gigante del Mercosur”, con una superficie de 1.190.000 kilómetros cuadrados.
Este acuífero de 132 millones de años es un blanco fácil de conflicto para las sedientas potencias que anhelan el agua. Esta sospecha surgió de un estudio realizado por Elsa Bruzzone (especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional) en el cual se concluyó que “la presencia cíclica del comandante del Ejército Sur de EE.UU. en la Triple Frontera -Brasil, Paraguay, Argentina-, la declaración del Departamento de Estado y los rumores de que allí habría terroristas tienen como objetivo el control del Sistema Acuífero Guaraní”.
Otra importantísima fuente de agua son los glaciares. Una de las mayores reservas de agua dulce del planeta y mientras sigan existiendo son un factor que atempera el calentamiento global. Si las temperaturas suben cuatro grados unos 300 millones de personas sufrirán inundaciones, y la disponibilidad de agua se reducirá un 50% desde África del sur hasta América Latina, según alertó un informe español presentado en diciembre pasado, y coincidiendo con el inicio de la conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático que se llevó a cabo en Poznan, Polonia. El informe expone que el calentamiento global ya alcanzó los 0,8 grados. Para evitar impactos climáticos irreversibles el aumento de las temperaturas debe mantenerse por debajo de los dos grados, pero aún así los efectos serán muy graves.
Atentos a todos estos pronósticos, en diciembre pasado 37 países reunidos en el Foro del Agua de las Américas en Foz de Iguazú, Brasil, elaboraron un documento que refleja la posición de dichos países sobre el uso sostenible de los recursos hídricos. Este documento será presentado en el 5º Foro Mundial del Agua que se llevará a cabo en marzo en Estambul, Turquía.
Entre otros puntos, el documento habla de la “…erradicación de la pobreza por medio del acceso universal al agua potable y el saneamiento y el uso productivo del agua…”
Hace hincapié además en la observación del “uso múltiple del agua de manera eficiente y racional, incorporando la protección, conservación y recuperación del medio ambiente como las medidas necesarias para mejorar la disponibilidad de agua”
Uno de los últimos puntos y quizás el que más hay que tener en cuenta es el de “aumentar la concientización sobre el agua con la formación y la educación para todas en la sociedad…”
¿El combustible del futuro?
En 1874, Julio Verne profetizó en su novela La Isla Misteriosa: “el agua será el carbón del futuro”. Hoy, en el final de la era de los combustibles fósiles, Phil Watts, presidente de Royal Dutch Shell, sostuvo que el carbón, el petróleo y el gas natural –los grandes combustibles fósiles de la era industrial, “dejarían paso en el siglo XXI a un sistema energético revolucionario basado en el hidrógeno -uno de los componentes del agua”.
Lo cierto es que el hidrógeno está por todas partes, pero atención, raramente se halla en estado libre y aislado. Es una forma secundaria de energía que antes tiene que ser producida, como la electricidad.
La energía hidroeléctrica es una fuente potencial de energía renovable para la producción de hidrógeno. Para la geóloga Elsa Bruzzone, Argentina carece de una verdadera cultura del agua y no ha asimilado aún la importancia del recurso. La carencia de una Ley Nacional de Agua debe ser el punto principal por donde empezar a trabajar. Mientras sigamos descuidando y vendiendo nuestras fuentes de agua dulce, en pocos años nos habremos dado cuenta que sin oro podemos vivir, sin agua no.
* ProA – Profesionales Asociados
Foto: Archivo Programa Infoagua |
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