Los servicios de agua potable y energía eléctrica son indispensables para el desarrollo humano, pero en Bolivia siguen siendo un privilegio, porque la cobertura de los mismos todavía no llega al cien por ciento de la población. De acuerdo con datos oficiales, el líquido elemento alcanza a cerca de un 70% de la población, mientras que un 39% del área rural tiene luz, cifra que sube al 85% en la zona urbana. Según la proyección gubernamental, hasta el 2025 la electricidad llegará a todos los hogares bolivianos, aunque el gobierno departamental tiene como meta cubrir toda la región hasta el próximo año.
Las tarifas y la calidad de servicios que reciben en cada uno de los departamentos varía. De acuerdo con las Superintendencias de Electricidad y de Saneamiento Básico, Beni es el que paga la tarifa más alta por la luz eléctrica y Pando es el que peor servicio de agua tiene, dado que en muchos lugares se la provee dos o tres veces por semana.
En Trinidad es una empresa estatal la que genera la energía, pero la que distribuye es una privada, lo que muestra que el sistema de derecho propietario de las empresas es variado en el país.
El superintendente de Electricidad interino, Jerges Mercado, informó de que en Bolivia existen 92 empresas que generan energía eléctrica, entre cooperativas, empresas públicas y privadas, incluso comunitarias, pero sólo seis son parte del sistema interconectado nacional. Entre las que está la CRE, de Santa Cruz.
La ventaja de los que están interconectados al sistema nacional es que se cuenta con mejor servicio y a más bajo costo, porque cuentan con hidroelectricidad y termoelectricidad. Los sistemas aislados son más caros, pese a que en muchos casos tiene el combustible subvencionado, porque el costo operativo es mucho más elevado.
El departamento de Oruro tiene el servicio de energía eléctrica más barato del país, con Bs 0,473 por kw, mientras que Beni registra Bs 1,040 por kw de consumo, según los datos hasta noviembre pasado; sin embargo, eso se da en la ciudad capital de Oruro, que cuenta con el sistema interconectado nacional, porque también hay zonas del mismo departamento, como en la provincia Eduardo Abaroa, donde la tarifa es de Bs 2,70 kw de consumo.
Santa Cruz tiene las tarifas más altas del sistema integrado. Una de las razones es que los usuarios están más dispersos en ciudades intermedias o localidades más pequeñas y los costos de suministro son mucho más elevados.
El director de Seguimiento de la Superintendencia de Saneamiento, Juan Ponce, explicó que hay cifras diferenciadas en el cobro de las facturas de agua, por lo que el monto del servicio varía de acuerdo con el costo de la captación del líquido elemento. También se tiene que ver la instalación y el proceso de purificación. La factura en algunos lugares es elevada, como sucede en Oruro, donde además se raciona el agua, al igual que en otras regiones.
Según la Superintendencia, se está promoviendo la inversión de las cooperativas para aumentar la cobertura en el área rural, donde todavía hay comunidades que toman agua de río. En todo el país existen alrededor de 530 cooperativas entre grandes, medianas y pequeñas, que prestan el servicio.
Los precios también varían de acuerdo con la estructura de costos de las empresas.
Pese a este panorama, las autoridades gubernamentales señalan que Bolivia tiene una de las tarifas más bajas en energía eléctrica en lo que se refiere a América Latina, aunque no se puede negar que el servicio en algunas regiones del territorio nacional ha mejorado y en otras todavía es deficiente.
El acceso al agua potable también sigue siendo un problema, porque en varios departamentos todavía beben agua de pozo.
Hay algunas barreras que no permiten a la gente acceder a estos servicios básicos con más facilidad. En el caso de la luz es el costo del medidor y de las pilastras.?Para paliar esta situación, a escala nacional se incorporó la tarifa social, que consiste en un descuento del 25% en el consumo de luz de los más pobres. En este momento son 610.000 beneficiarios, de más de 1.400.000 usuarios que hay en todo el país.
Metas mundiales
Más de 2.600 millones de personas -un 40% de la población mundial- carecen de instalaciones básicas de saneamiento, y más de 1.000 millones de individuos todavía utilizan fuentes de agua no aptas para el consumo. Como resultado, miles de niños y niñas mueren todos los días debido a la diarrea y otras enfermedades relacionadas con el agua, el saneamiento y la higiene. Muchos otros sufren debido a las enfermedades que los debilitan.
- Todos los programas de agua y saneamiento de Unicef están concebidos para contribuir al objetivo de desarrollo del milenio, relativo al agua y saneamiento: reducir a la mitad para 2015 la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y saneamiento básico.
- Según el indicador de necesidades básicas insatisfechas, en 2001, el 56% de la población boliviana era pobre, carecía de adecuados servicios de agua y saneamiento, utilizaba combustibles básicos, tenían bajos niveles de educación y salud. La pobreza supera el 60%, según el último informe del PNUD en Bolivia. |
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