El pronunciado descenso del río Paraguay genera preocupación y muchas dificultades. Las embarcaciones de gran calado encuentran serios obstáculos, mientras que son varios los riachos que hasta corren riesgo de secarse. Asimismo, algunas poblaciones ribereñas perdieron acceso a la costa, porque sus barrancos quedan muy altos.
Con el objetivo de reflejar esta realidad, recorrimos el río Paraguay unos 20 kilómetros, agua arriba, desde esta ciudad. Encontramos en El Peñón una muestra cabal del nivel que tiene actualmente el canal. Esta reliquia del distrito de Villa Hayes tiene una elevación normal de menos 20 metros sobre el nivel del agua. Pero, en este momento muestra una altura de unos 25 metros.
Su base se encuentra totalmente al descubierto y hasta deja la sensación de que podría quedar sin agua. Sobre el banco El Peñón se muestran optimistas y sostienen que “ni durante las peores sequías y el descenso más pronunciado del río se secó esa parte”, manifestó Antonio Riveiro, vecino de ese paraje.
Desde la zona del puente Remanso se aprecian los efectos negativos del descenso del agua, aunque los lugareños se empeñan en encontrar los aspectos positivos. Por ejemplo, Abel Cuenca enfatizó que la costa más al norte de Villa Hayes nunca tuvo playa. “Ahora tenemos hermosa arena, justo en la época de verano y podemos aprovechar y disfrutar de un hermoso balneario”, manifestó.
Casi debajo del puente Remanso se observan dos islas, que en esporádicas ocasiones salen a flote. Hoy no solamente se muestran como bancos de arena, sino hasta con espacios verdes. Es decir, ya comienzan a crecer arbustos en esas islas.
Itá apu’a
Villa Hayes es una ciudad histórica y sitio de parajes nostálgicos y pintorescos. Dentro de ese “rubro” se encuentra El Peñón, aunque para sus autoridades municipales pasa, hasta si se quiere, desapercibido. Dejan la sensación de ignorar la existencia de esta verdadera reliquia del distrito.
El sitio se identifica más con Limpio, hasta tiene mejor acceso por Piquete Cue. Y no solo eso, hasta se constituye en el origen del nombre inicial de la ciudad de Limpio, Tapu’a. Para los nativos, antes de la llegada de los conquistadores españoles, el lugar se llamaba itá apu’a (piedra redonda) o itá púa (punta de piedra).
Desde la época de la colonización ese montículo de piedras redondas llama la atención. Se trata de un promontorio firme, nunca quebrantado por las embestidas del agua y para primitivos lugares era prodigio de la naturaleza. Por centenares de años se mantuvo en bruto el sitio, que los españoles denominaron peñasco. Después fue bautizado como El Peñón y recién en la década de 1940, durante el gobierno del general Higinio Morínigo, se procedió a la remodelación del montículo de piedras.
Se construyeron escaleras en los alrededores y una pequeña terraza en la misma cima, donde se instaló el aparato procesador de energía solar, produciendo luz a la noche, señal para los navegantes, a los efectos de evitar el choque con la mole rocosa. Igualmente se construyeron algunos sanitarios, un pasillo con parrilla y varios “balcones”.
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