La pronunciada bajante del río Paraná dejó al descubierto, entre otras muchas cosas, la importancia del devaluado puerto de Santa Fe en la logística integral del país.
Para los que no quieren entender, obnubilados por sus circunscriptos intereses -económicos o políticos- que la estación fluvial de referencia tiene un papel nacional, regional y Mercosur que cumplir, baste citar su activa función distributiva de combustibles para el centro y norte del país cuando todos los puertos aguas arriba de esta capital quedaron fuera de servicio por falta de calado para la navegación. En estas circunstancias, se hizo evidente el efectivo carácter de bisagra que en la navegación del sistema Paraguay-Paraná, una metáfora le asigna al puerto santafesino.
Gracias a la operatividad de nuestro puerto en una situación de bajante extraordinaria, los combustibles llegaron a un norte afectado por múltiples carencias y sumido en estado crítico por la extensa sequía y la falta de reflejos políticos ante la emergencia. Esta realidad no sólo es positiva en términos del mantenimiento de servicios esenciales sino en materia de costos -especialmente cuando se atraviesa una aguda crisis económica- ya que los fletes del transporte por barco son sensiblemente inferiores a los que representa el camión.
La otra cuestión a resaltar es que, probada su respuesta en las malas, cabe evaluar su potencial aporte en las buenas, máxime cuando el país que comenzó su desarrollo moderno desde el estuario del río de la Plata y el puerto de Buenos Aires -abierto a pura voluntad y el constante aporte de fondos nacionales- en un sitio saturado de arenas, avanza a ritmo lento pero inevitable hacia el interior del país y las entrañas del Cono Sur.
Como hemos dicho reiteradas veces, el puerto regional de Santa Fe tiene una función insoslayable que cumplir en el contexto de la expansión agrícola, la apuesta a sumar valor a los procesos productivos, el incremento del comercio intrarregional e internacional -más allá de la actual y temporaria recesión-, el creciente desarrollo de la cuenca del Plata, incluyendo las bandas del río Paraguay el alto Paraná.
La puesta en producción de una extensa región y el consiguiente crecimiento de ciudades-soporte generarán en los próximos lustros flujos cada vez más intensos de productos (de bajada), insumos y equipos (subida); en general, mercaderías de todo tipo asociadas con los procesos de desarrollo.
En este panorama, el puerto regional de Santa Fe (el concepto municipal es una antigualla) tiene mucho por hacer y por dar a una Argentina concebida integralmente y a un Mercosur en crecimiento: servicios logísticos de amplio espectro, una plataforma de actividades económicas en la que se pueda agregar valor a las materias primas a través de industrias instaladas sobre la vía navegable, ahorro de fletes, transporte de mercaderías por contenedores, uso racional de la vía fluvial mediante la adecuada administración de los flujos, etc. Sólo hace falta que las miserias humanas y políticas no se interpongan en el proyecto.
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