El río Paraná experimentó ayer otra jornada de descenso y a un ritmo de cinco centímetros por hora, según se informó desde la Prefectura de Puerto Libertad, en donde podría suspenderse el servicio de lanchas de pasajeros que une esa localidad con la de Puerto Domingo Martinez de Irala, Paraguay.
El descenso del gran río empezó a notarse durante la semana pasada, en la que inclusive se registró el nivel más bajo con 8 metros de altura. Según los registros diarios de Prefectura Naval Argentina, mediante su servicio de tráfico marítimo, el nivel del Paraná en Puerto Libertad, el domingo a las 16, era de 11,05 metros, mientras que la siguiente medición, realizada poco antes de las 3 de la jornada de ayer, registraba un retroceso de 35 centímetros, es decir que se ubicó en los 10,70 metros. Y la tendencia, por ahora, no cambia. Seguirá el descenso.
La posibilidad de que el servicio de lanchas de pasajeros quede interrumpido, es porque, primero, el puerto no tiene infraestructura y solamente tiene una bajada desde las barrancas directamente hacia la costa.
Y la costa, en ese sector, es bastante rocosa por lo que de continuar la baja del río, las embarcaciones encallarían mucho antes de llegar a la ribera.
De todas formas, en Libertad hay tranquilidad por ahora con respecto al servicio de agua potable, porque esa localidad se surte desde una docena de pozos semis surgentes, que si bien no tienen el rendimiento de otras épocas, permiten el normal abastecimiento.
La falta de lluvias
La falta de lluvias preocupa y mucho a los colonos y agricultores de la zona. Asimismo, la bajante del río Paraná, que en el caso de la Cooperativa de Servicios Públicos de Puerto Esperanza, que se surte de allí del vital líquido, haría peligrar la provisión de persistir la bajante, controlada por el manejo de la represa de Itaipú aguas arriba.
Precisamente, en este último caso, el repunte del nivel de las aguas, que estuvo por debajo de los 8 metros hace una semana, cuando su nivel normal ronda los 15 metros, preocupó a las autoridades comunales y cooperativas, debido a que, de persistir la bajante, el pontón que sostiene a los motores de impulsión desde el río podría dejar de succionar.
Días después, con un repunte de hasta los 11 metros, trajo tranquilidad a esa población.
Precisamente el presidente de la Cooperativa, Horacio Zarza, brindó detalles de la situación a El Territorio.Ya más tranquilo, Zarza hizo mención a las obras que están siendo encaradas en la entidad. Entre ellas, por “el inicio de los trabajos de construcción de una cisterna adicional con capacidad para 400 metros cúbicos (400.000 litros), para la cual recibió un subsidio de 722.826,94 pesos.
La colocación de un anillado de 5 mil metros de caños de 160 milímetros -amplió Zarza-, permitirá ante una eventualidad, dividir el aprovisionamiento del agua en los distintos barrios.
En las otras poblaciones del Alto Paraná, siempre en relación a la provisión de agua potable, la comunidad de Wanda, que se surte del arroyo Tupicuá, no tiene -por ahora- problemas con este curso de agua, por ende con el aprovisionamiento, según informó a este diario, Arnulfo Duarte, presidente de la entidad.
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