La asfixia que sufre el campo a raíz de la sequía llevó ayer al ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Emilio Monzó, a lanzar un pedido que podría tener serias derivaciones políticas. Tras calificar de “desastre” a la falta de lluvia en las zonas rurales el funcionario pidió modificar las retenciones, un tema tabú parta el Gobierno nacional tras el conflicto del año pasado por la resolución 125.
Lo concreto es que el sector rural atraviesa una penosa situación que impacta en toda la economía nacional. Es que al desgaste que significó la pelea con la Casa Rosada por las retenciones, ahora se le sumó un fenómeno natural que vuelve a jaquear la producción agraria nacional.
Otro sería el panorama si hubiera una política nacional de explotación intensiva de recursos naturales por regiones y un real apoyo del Estado a dichas actividades. Por el contrario, la sequía encontró al campo con escasas energías y muy golpeado por la pelea con el Estado que justamente debería sostenerlo y darle impulso.
Ayer Monzó se hizo eco de los planteos y la preocupante situación que atraviesan miles de productores bonaerenses que como los de provincias como Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y La Pampa suman cuantiosas pérdidas y tienen su producción seriamente comprometida por la sequía.
Lo llamativo del planteo de Monzó es que el pedido a la Casa Rosada viene desde el gobierno de Daniel Scioli uno de los mandatarios más leales a la pareja presidencial.
El sucesor de Débora Giorgi aseguró que la producción agropecuaria en la Provincia “no es rentable” y sugirió una reducción o disminución del porcentaje que percibe la Nación por retenciones a las exportaciones en zonas que se vean afectadas por la sequía.
El responsable de la cartera agraria señaló que “hoy, y esto hay que decirlo tajantemente, la producción en la provincia de Buenos Aires no es rentable. Por lo tanto cualquier producción no rentable es una preocupación para el gobernador (Daniel Scioli) porque va a tener consecuencias lógicas”.
“En la región del sudoeste, que es muy triguera, hoy la sequía ha hecho tal desastre que habría que analizar las retenciones en sí para ese sector”, admitió Monzó incluso cuestionando la existencia de las mismas en este contexto y acotó: “La segmentación de retenciones hoy tiene que ver con la cantidad de producción o la cantidad de hectáreas. Sería bueno meter en este tipo de decisión la situación del clima que ha sido un factor importante en este último año”.
Finalmente sostuvo que “en Carmen de Patagones, Villarino, Puán y ese sector del sudoeste hoy no es rentable la producción sin retenciones. Así que con retenciones menos aún”.
Datos que alarman
6,5 millones
menos de toneladas de maíz se cosecharán en la pampa húmeda. En provincias como Entre Ríos, podría perderse más de la mitad de la cosecha. En todo el país, se prevé una cosecha de 15,5 millones de toneladas (en la campaña anterior había sido de 22 millones). La trilla de trigo, que no superaría las 8,8 millones de toneladas, será la peor desde la cosecha 88/89.
40.000
cabezas de ganado se perdieron hasta el momento en todo el territorio nacional por la falta de agua. La cifra alcanza al 30% del stock en algunas regiones. En la provincia de Buenos Aires, la sequía afecta especialmente a la cuenca del Salado, en el centro-sur de Buenos Aires. Allí las marcas durarán más de un año, dado que las vacas no quedan preñadas y no darán nuevos terneros.
50%
se derrumbaron los precios internacionales de los granos en septiembre por la crisis mundial. En la nueva campaña, la siembra de trigo cayó el 30% y la de maíz, un 20%. En ambos cultivos ya se esperaban rendimientos inferiores a los de la cosecha anterior por la menor inversión en fertilizante.
1961
fue el último año en el que se registraron lluvias tan bajas como en el actual período. Un informe del Departamento de Climatología del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) no deja lugar a dudas: determinó que desde hace más de tres décadas que no llovía tan poco en el país.
30
partidos tienen declarada la emergencia o el desastre agropecuario en la Provincia, lo que significa exenciones impositivas y que la Afip no grave las ventas de productos y hacienda realizadas en esos distritos. Sin embargo, esa ayuda oficial se licúa por lo desesperante de la situación.
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