"Es una cloaca y para rescatarla como ecosistema necesita ayuda inmediata". Así resume la situación Iván León Luna, Ph.D. en oceanografía y geología de costas de la Universidad de Vigo (España).
En un estudio sobre este cuerpo de agua, contiguo a la margen occidental de la desembocadura del río Magdalena, más allá del barrio Las Flores, León revela que los sedimentos de la ciénaga presentan una modificación de su textura y son cada vez más fangosos, con un elevadísimo porcentaje de materia orgánica y también tiene contaminación por metales pesados.
Las declaraciones de León fueron motivadas por una fotografía publicada en el periódico ADN Barranquilla, en la que unos pescadores aparecen en plena faena en dicha ciénaga.
"Eso no se debe hacer. Se sugiere no consumir los productos de la ciénaga, pues existe un alto riesgo de contaminarse por los metales pesados que puedan existir en el agua. Este tipo de contaminación produciría efectos nocivos irreversibles en el sistema nervioso central a los seres humanos", advirtió.
En términos científicos, "el cuerpo de agua presenta una hipoxia generalizada y, en algunos sectores, anoxia. La presencia de sulfuros de hierro en el sedimento la convierten en un ecosistema con un ambiente reductor, muy peligroso para la biota de la ciénaga", señaló el experto.
Este panorama geoquímico es equivalente a un estado terminal, asegura León. "La solución es compleja y debe plantearse sobre la base del concurso de un personal científico de alto nivel con formación de doctorado, que en la región los encontramos, para que sean ellos los que nos proporcionen las posibles soluciones a esta situación".
La ciénaga de Mallorquín ha hecho parte de discusiones constantes por proyectos portuarios cercanos. Un sector de la comunidad apoya la construcción de puertos y otros se oponen: "Con la puesta en marcha de los puertos carboníferos se atenta contra nuestra salud", dicen unos. "Si no atenta contra nuestro bienestar y se nos suministra ayuda social, bienvenidos los puertos", dicen otros.
Sobre la inminente construcción de los puertos multipropósito, el director del Damab, Hugues Lacouture, ha dicho en reiteradas oportunidades que por cada mangle que se corte se sembrarán cinco.
Los manglares son los espolones naturales de la costa. Poseen una alta productividad, alojan gran cantidad de organismos acuáticos, anfibios y terrestres.
Además, son hábitat de los estadios juveniles de cientos de especies de peces, moluscos y crustáceos y por ende desempeñan un papel fundamental en las pesquerías litorales y de la plataforma continental.
En otras palabras, los manglares tienen dos funciones esenciales: estabilizar orillas y la barra de arena, y aportar alimentos y nutrientes subsidiarios a la ciénaga dado el proceso de degradación de la materia orgánica de las hojas que caen al suelo.
Racionalmente sembrados, los mangles sirven para que se recupere el ecosistema y la biótica de Mallorquín, convertida hoy en un espejo de agua que no tiene carácter de humedal. La ciénaga ha disminuido su biótica por factores diferentes a los actores industriales y portuarios que aquí están instalados y concesionados por la Nación.
Comenzó repoblamiento con vivero de manglares
En una reciente inspección a la zona donde fueron otorgadas dos licencias para construir los puertos multipropósito se evidenció que ya se puso en marcha un gran vivero de manglares.
"Este fue creado por la Sociedad Terminal de Las Flores S.A y Masering para el repoblamiento de manglares que se van a sustituir en la margen oriental de la ciénaga", indicó Nicanor Flórez, presidente de la Asociación Portuaria del Río Grande la Magdalena.
La instalación del vivero está autorizada por el Damab y por la Nación, a través de la concesión portuaria, y la licencia ambiental está incluida dentro del Plan de Ordenamiento Territorial, recientemente ajustado por el Distrito. A su hay un equipo técnico de biólogos. |
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