Por más que Lisandro Gordó se esfuerce en recorrer de aquí para allá el lote, parece una misión imposible encontrar una espiga de maíz formada. En un maizal que apenas sobrepasa la cintura de una persona, cuando debería taparla; en cambio, lo que abundan son las plantas que frenaron de golpe su producción. No va a haber granos. "Acá, en dos metros, debería haber doce plantas logradas con espiga, pero tenemos una sola con espiga", describe el productor Martín Palazón en otra parte del lote.
Es la cara cruel, visible y silenciosa de la sequía. Y los productores de San Pedro ya la conocen: se encaminan, por segundo año consecutivo, a un fracaso de la cosecha de verano. Es un drama: contra un promedio de 1051,4 mm en más de cuatro décadas, en 2008 sólo llovieron 465,9 mm. Palazón acerca una estadística. "En 1942 hubo 620 mm, y ahora estamos un 35% por debajo de ese registro", agrega.
En pleno conflicto con el Gobierno por las retenciones móviles, San Pedro fue uno de los bastiones donde se canalizó la protesta del sector. Hoy sufre por la falta de agua.
Ayer, entre la madrugada y mediana mañana cayeron 10 mm, luego de que no hubiera precipitaciones desde principios de diciembre pasado, pero no hubo un festejo. Es que nada ha cambiado demasiado. El maíz ya está "entregado". Necesitaba unos 500 mm en su ciclo, pero recibió menos de 180 mm. En las últimas semanas, cuando requería entre 7 y 9 mm por día, no tuvo nada, y los 10 mm de ayer sólo alcanzan para un día.
Ya se habla de pérdidas de hasta el 80% en el rinde. Si el año pasado aquí ya habían obtenido pobres resultados con unos 3500 kilos por hectárea, ahora se preparan para un rango de entre 1500 y 2500. Todavía más lejos del promedio zonal de 6000 a 7000 kilos. En San Pedro se hicieron 12.000 hectáreas de maíz en el ciclo pasado y ahora, por los mayores costos y la incertidumbre por la política oficial, cayó a unas 9000 hectáreas.
"El maíz ya está perdido", insiste Gordó, que hizo unas 70 hectáreas. Peor aún, los productores también pierden plata. Gordó invirtió casi 500 dólares por hectárea para hacer el cultivo, pero ahora tiene, en campo propio, un rojo de 250 dólares por hectárea, sin computar otros gastos e impuestos que, si los considera, eleva el resultado en contra en unos 400 dólares. En total, por la menor producción en maíz, se estima una pérdida de 36 millones de dólares por la caída de ingresos.
Algunos ya optaron por hacer rollos con el maíz y no cosecharlo. Es el caso de Dino Paparini, que, en un lugar donde antes había naranjas, sembró a porcentaje 25 hectáreas con otro productor. Ayer mostraba a LA NACION el cultivo tirado al suelo, listo para que en unos días sea enrollado para la hacienda.
Otras producciones
Para la producción de naranjas, duraznos, batata, viveros y arándanos, las cosas también están mal. A Reynaldo Bianchini las heladas tardías y la sequía le jugaron una mala pasada. "Perdí un 50 por ciento del durazno por las heladas, y lo que quedó no tiene el calibre que debería ser", expresó este productor que, en pleno conflicto rural, fue detenido junto con otros productores a la vera de la ruta. La cosecha está concluyendo.
Ricardo Pujol, productor y contratista, observa un monte de naranjas y advierte que allí no va a haber producción hacia la cosecha de abril-mayo. "Hoy se parecen en tamaño a una aceituna", dice, mientras muestra una fruta de naranja que debería tener más de los cinco centímetros de diámetro que se ven.
Todos pierden por la sequía. Pujol, por ejemplo, tuvo que bajar el precio de su servicio como contratista y ahora desistió de renovar equipamiento en maquinaria.
"Quedó muy complicada nuestra función", acota Eric De Baere, otro productor y contratista. "Va a haber mucha pérdida de empleos", agrega Héctor Salmoiraghi, que por la seca se quedó sin pasto para su hacienda. Por la menor preñez de sus vacas se perdería de producir entre 60 y 70 terneros.
Lo que pueda pasar con el empleo preocupa y no es para menos. Porque muchas de las producciones de la zona demandan una gran cantidad de empleo temporal: en durazno aquí calculan que se trata de unas 20 personas por hectárea por año.
El poder de un cazatormentas, créase o no
Con los estragos de la sequía, productores de San Pedro contrataron los servicios de un "cazatormentas", según él mismo se denomina. Es Javier Pelourson, oriundo de Pergamino, que dice tener una "energía natural" para manejar distintos fenómenos climáticos. "Uso un método que reduce la intensidad de un fenómeno climático extremo en un 80 o 90%", relató. Ayer admitió que los 10 mm que habían caído en la zona eran por los trabajos hechos por él días atrás. "Los resultados fueron positivos; esto recién comienza", dijo, y agregó que haría llover 50 mm por mes hasta marzo inclusive.
Propuesta audaz en la provincia
En medio de una sequía que, según datos oficiales, ya afecta a dos tercios del territorio bonaerense, dos funcionarios del gobierno de Daniel Scioli plantearon la necesidad de que se estudie la posibilidad de bajar el nivel de retenciones para las exportaciones de granos y, de ese modo, aliviar la situación de los productores de las regiones más afectadas.
"Hay lugares donde la producción no es rentable por la sequía, que ha hecho estragos", dijo a LA NACION el ministro de Asuntos Agrarios, Emilio Monzó. Y admitió que, así como se analiza bajar las retenciones por la cantidad de hectáreas o por el volumen de producción, también se lo haga por la sequía en las zonas más afectadas por el fenómeno climático. "Hoy, la producción en la provincia de Buenos Aires no es rentable. Y cualquier producción no rentable es una preocupación para el gobernador", dijo.
Si bien Monzó destacó que no había existido un pedido formal al gobierno nacional en ese sentido, señaló que, "especialmente", es necesario se atienda la situación en el sudoeste provincial, donde, por la sequía, el gobierno bonaerense declaró el área en estado de desastre agropecuario.
"En Carmen de Patagones, Villarino, Puán y ese sector del Sudoeste, hoy no es rentable la producción sin retenciones; así que, con retenciones, menos aún", precisó.
|
|
|