El integrante de la Federación Agraria Argentina (FAA) de Entre Ríos, Alfredo Bel, señaló ayer que “el impacto que la sequía tiene en la soja, en la apicultura y la citricultura, amerita directamente la declaración de la emergencia y desastre agropecuario en todo el territorio de la provincia”, descartando de esta forma la idea oficial de avanzar en la declaración de emergencia por cada cultivo, tal como propone el gobierno provincial.
Bel también remarcó que no resulta sencillo para el productor obtener los beneficios que otorga la declaración de la emergencia”, ya que según precisó, la ayuda “le llega al productor, siempre y cuando, haga un trámite individual que es una declaración jurada de pérdidas”. Al respecto, aclaró que “no es que alegremente se declara una emergencia, y el productor se encuadra y tiene todos los beneficios; sino que tiene que hacer una declaración jurada, demostrar sus pérdidas, conseguirá su certificado de emergencia y ahí obtendrá beneficios”.
Sobre las pérdidas económicas que generó la sequía en la provincia de Entre Ríos, el ruralista detalló que en la actividad ganadera, hasta la declaración a la emergencia, se perdieron 280 millones de pesos; en el caso del trigo, 150 millones; y el resto de los cultivos, más de 1.000 millones de pesos, hasta ahora. A una cotización de 3,40 pesos por dólar, las pérdidas ya superarían los 420 millones de dólares.
“En el caso concreto del maíz, tenemos 160 mil hectáreas y se considera el 90% perdido”, relató Bel tras agregar que “el gasto de labores e insumos son 1.200 pesos por hectárea”. Asimismo indicó que en el caso de la soja, “hay aproximadamente 1,2 millones de hectáreas afectadas, siendo el gasto de laboreo de 800 pesos por hectárea aproximadamente”.
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