La sequía que castiga toda la provincia de Buenos Aires tiene uno de sus puntos más críticos en el municipio de Chascomús, donde el Concejo Deliberante declaró la emergencia agropecuaria y los bomberos deben realizar hasta seis salidas diarias para combatir los reiterados focos de incendio. La laguna –de más de 3.000 hectáreas y dos metros y medio de profundidad máxima– registra una bajante histórica. Ayer, alcanzaba los 160 centímetros de profundidad real y en la ciudad comparaban el panorama con el de hace diez años, cuando el tradicional cruce que se realiza en febrero y a nado de la laguna debió realizarse a pie.
“Para muchos vecinos la situación es alarmante: no es normal ver una bajante tan pronunciada”, dijo a Crítica de la Argentina el fotoperiodista Ariel Arístegui, autor de la imagen que ilustra esta nota. La laguna se retiró más de diez metros de la costa y en la zona de Monte Corti, por ejemplo, los habitantes de la ciudad se encontraron con una improvisada playa en un sector tradicionalmente cubierto de agua. En este sentido, también recordaron lo que se vivió a principios del siglo pasado, cuando la laguna llegó a secarse.
ALERTA DE ESPECIALISTAS. La situación en esa ciudad es un indicador de lo que sucede en toda la provincia. “El otoño que se avecina será el más seco de los últimos 100 años y ocasionará grandes pérdidas agropecuarias”, aseguró a este diario la licenciada Stella Carballo, investigadora en medio ambiente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). “La situación se agravará porque el ciclo se iniciará sin carga de agua en el suelo”, advirtió la especialista, quien además calificó el cuadro como “irreversible”, ya que “nada indica que la tendencia a la falta de lluvia pueda modificarse”.
El ritmo de lluvias fue muy dispar el año pasado, lo que influyó negativamente en el rendimiento agrícola: “Se pasó de producir 16 millones toneladas de trigo a 9 millones, con pérdidas muy grandes en Santa Fe, Córdoba, La Pampa, sudeste de Buenos Aires. El girasol también registró pérdidas muy importantes en Chaco, norte de Santa Fe y La Pampa, y el maíz, pérdidas totales en Entre Ríos”, precisó Carballo.
Los cálculos oficiales indican que la falta de lluvias afecta el 30% de la región pampeana. “Se está produciendo una sequía hidrológica, que altera el balance hídrico anual debido a su duración prolongada”, sostuvo en un documento el ingeniero agrónomo Patricio Varela. La crisis agropecuaria “obligará a todos los gobiernos provinciales y municipales a tomar medidas muy drásticas para evitar que la tragedia sea aún más grave”, explicaron desde el INTA.
PREOCUPACIÓN OFICIAL. La Comisión de Emergencia y/o Desastre Agropecuario Provincial declaró ayer la “emergencia agropecuaria” y el “estado de desastre” en varios partidos bonaerenses. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, admitió que la situación “en algunos lugares es realmente preocupante” y que “por orden precisa de la Presidenta” se están diagramando soluciones conjuntas junto con los gobernadores de Santiago del Estero, Entre Ríos, La Pampa y Buenos Aires.
Aunque el funcionario aseguró que la situación también es analizada junto a los productores, algunos representantes del agro manifestaron su disconformidad ante los anuncios que Cristina Fernández hizo para el sector. Eduardo Buzzi anunció que, “ante la falta de respuesta oficial” a sus reclamos, habrá un cese de comercialización de granos a principios de febrero. Para el titular de la Federación Agraria, “al cóctel explosivo que significan la sequía y la crisis de rentabilidad hay que agregarle el escenario desfavorable en el ámbito internacional y que el Gobierno nos ningunea”.
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