Una situación por demás extrema viven vecinos de varios barrios del sector Este de la Capital. Invadidos por el nauseabundo olor que despide la sangre mezclada con agua que emana del matadero ubicado en la zona. Los vecinos quedaron expuestos a uno de los más terribles focos contagiosos. Varias familias, los niños y hasta los perros del sector deben convivir con el maloliente caudal que emana del matadero y a los pocos metros se convierte en un nauseabundo río de sangre que atraviesa el barrio Loteo San Nicolás y culmina en su vecino Virgen del Valle. Los vecinos se cansaron de reclamar sin encontrar respuestas. Ahora evalúan cortar la avenida San Nicolás y, de ser necesario cortarán la avenida a la altura de la rotonda con Ruta 38.
Algo huele mal
La situación se generó, de acuerdo al relato de los vecinos a NUEVA RIOJA, en un presunto taponamiento de las cloacas, que utiliza al matadero Foressi para desagotar los líquidos del faenamiento de animales vacunos, que son comercializados en la Capital.
"Es claro que estamos ante un peligrosísimo foco de desarrollo de enfermedades de todo tipo, porque el líquido tapa las cloacas, no es la primera vez que sucede y se genera un fuerte y nauseabundo olor en toda la zona. No podés ni sentarte a comer que te tapa el olor a podrido", indicó uno de los vecinos.
Otro de los vecinos dijo a NUEVA RIOJA que "al parecer el matadero Foressi volvió a taponar las cloacas donde generalmente descarga todos los desperdicios de su actividad y también parece que los directivos de la empresa decidieron recurrir a la solución de siempre, tirar la sangre a la vía pública".
Claro que esa decisión generó verdaderos arroyos de aguas servidas, mezcladas con sangre que recorren todo el barrio Loteo San Nicolás y terminan concentrándose en las calles del barrio Virgen del Valle.
En rigor de verdad, la situación es lamentable: veredas con sangre y agua podrida, patios de varias viviendas donde comienzan a florecer estas especies de arroyos que buscan meterse por todas partes y perros, miles de perros de esas viviendas y callejeros que beben de ellos.
Párrafo aparte merece el olor. El terrible olor que se mete en las ropas que también impregna las narices de varios barrios vecinos. Una pena. Porque podría solucionarse fácilmente, pero es evidente que no se quiere dar una solución al tema.
Mientras tanto los vecinos de la zona se tienen que "bancar" el nauseabundo olor y con lógica resignación el visitante desprevenido reflexiona: aquí, algo huele mal, muy mal.
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