La última crecida del Río Grande, a la altura del boquete San Isidro, afectó más de 30 mil hectáreas en la provincia Obispo Santistevan. Unas 10 mil hectáreas con cultivos de soya quedaron anegadas, con una pérdida estimada de $us 2,5 millones.
Así se pudo deducir tras las estimaciones que se realizaron después de una visita de agricultores, ejecutivos del Servicio de Encausamiento de las Aguas del río Piraí y de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas.
El río se desbordó y atravesó el cauce viejo con un frente de cuatro kilómetros. Se estima que el efecto que tendría este desvío es de unos 80 kilómetros a lo largo de la provincia. Si bien es cierto que el caudal de las aguas ha disminuido, sigue entrando en los campos agrícolas a través de este rebalse, que anegó varias propiedades.
Gilberto Aguanta, funcionario de Anapo que integró la comitiva que realizó una inspección en la zona afectada, indicó que ese desvío de las aguas está afectando a las plantaciones de soya, arroz y otros cultivos que estaban en pleno proceso de crecimiento, ya que en las últimas semanas del mes pasado fueron sembradas.
Para paliar este problema, los productores, con apoyo del Searpi, han tomado algunas iniciativas, es así que en todas las propiedades que colindan con el cauce viejo del Río Grande se están haciendo defensivos para evitar una mayor entrada de las aguas |
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