La sequía que afecta al territorio bonaerense se manifiesta en alarmantes bajantes en casi todas sus lagunas y un incendio fuera de control en Balcarce. A la espera de que los chaparrones que comenzaron a caer ayer en algunas zonas se transformen en una lluvia salvadora –hacen falta más de 100 milímetros para compensar las pérdidas–, entre los habitantes de Chascomús, Junín y Lobos crece la preocupación ante el retiro de las aguas de las lagunas, el perjuicio en los cultivos y la alta mortandad de peces.
Leandro Giordano, geógrafo del Instituto Nacional del Agua, explicó a Crítica de la Argentina que la baja de nivel alcanza a casi todas las lagunas del noroeste de la provincia, donde al haber escasas lluvias y altas temperaturas, se produce un desbalance. La situación es crítica, ya que hay además “una merma en las reservas subterráneas” provocada por el riego y el consumo residencial.
LAGUNAS EN BAJA. La laguna de Gómez, principal atracción turística de Junín, se alejó más de un metro de su costa habitual. El periodista local Roberto Torres dijo a este diario que “la bajante es pronunciada en muchísimos lados. La gente no puede bañarse porque desde diciembre hay una gran mortandad de peces por las elevadas temperaturas y la falta de oxígeno”.
En las verdulerías ya se nota la disminución en la cantidad y calidad de tomates, duraznos y damascos, productos típicos de la zona. “En lo que queda de enero deberían llover más de 150 milímetros, algo totalmente improbable porque hasta ahora sólo cayeron 15”, se resignó Torres. Néstor Miguel, presidente de la filial local de la Federación Agraria, dijo que “tenemos entre un 25 y un 30 por ciento de las cosechas perdidas”. El intendente Mario Meoni admitió que “el 90% del partido tiene dificultades” y dejó una crítica a los productores: “Los canales ilegales perjudicaron a la zona, porque sacaron agua de los humedales”.
En Lobos la situación parece calcada, aunque la laguna local también pierde agua debido a una compuerta mal realizada. El escenario incluye una alta mortandad de peces (20 toneladas en noviembre) y agricultores con una cosecha inusual: “Pican el maíz y lo guardan para alimentar al ganado en invierno”, describió el vecino Daniel Azcárate. Hoy la laguna tiene apenas 90 centímetros de profundidad. El arroyo Las Garzas debería suministrar agua en la zona, pero está seco porque la laguna artificial de Navarro –que lo alimenta– cerró sus compuertas.
Atravesado por el sistema de lagunas Las Encadenadas (Vitel, La Adela, Del Burro, Chis-Chis, La Tablilla y Las Barrancas), Chascomús fue el partido que más repercusiones generó por la sequía. Todos sus espejos tienen poca agua y la pesca está paralizada. La pérdida de cosechas ya llegó al 80%. Gustavo Berasain, a cargo de la Estación Hidrobiológica de la localidad, ratificó que “la costa avanza día a día”.
FUEGO EN BALCARCE. Por la sequía, las altas temperaturas y los fuertes vientos, desde hace cinco días se incendian más de 4.600 hectáreas de montes, sierras y campos de Balcarce, sobre la ruta 226, a unos 40 kilómetros de Mar del Plata. Allí trabajan diez dotaciones con 60 bomberos, un avión fumigador, dos helicópteros de Prefectura y cuatro autobombas. “El fuego está controlado y por suerte el humo no se trasladó a la ruta”, informó un jefe policial que recorrió la zona en helicóptero.
“En los últimos 77 años sólo en una oportunidad se vivió una situación similar”, informaron desde el INTA. “Es el incendio más grande que me tocó apagar en 29 años. La sequía generó un suelo seco que presenta una gran combustibilidad. Se están incendiando los pinos de los montes y los rastrojos. En condiciones normales, lo apagamos en poco más de doce horas. Pero la falta de lluvias, el calor y el viento nos jugó en contra”, dijo a este diario el segundo jefe de Bomberos Voluntarios, José Luis Barbieri.
El incendio se originó el domingo en la sierra La Vigilancia. A causa de los fuertes vientos, se extendió hacia el pie de las sierras, donde hay cascos de estancias y cosechas. El trabajo no es sencillo: los bomberos lo hacen desde un pozo, detrás de las sierras. “La línea de fuego se extendió por más de 15 kilómetros. Estamos las 24 horas, con guardias permanentes, pero no es fácil. Rezamos para que llueva”, concluyó Barbieri. En tanto, el presidente de la Sociedad Rural de Mar Chiquita, Luis Aceituno, explicó que por la sequía “han muerto miles de animales y el 60% de las cosechas de maíz y soja se perdieron. Eso es irrecuperable”.
AYUDA PARA CHACO. El gobernador Jorge Capitanich declaró a Chaco como “zona de emergencia y desastre agropecuario”. El gobierno nacional girará 26 millones de pesos para compensar las pérdidas sufridas por los productores de girasol, estimadas en un 50 por ciento. Capitanich adelantó que “también tendremos un plan de estímulo financiero” para los productores de soja.
En San Juan y en Santiago del Estero hubo tormentas y evacuados
Más de cincuenta familias debieron ser evacuadas ayer por una tormenta de lluvia y granizo que azotó durante siete horas el departamento de Jáchal, a 170 kilómetros al norte de San Juan. Las pérdidas en las zonas afectadas serían del 80%, según informó el municipio. La lluvia, que comenzó a las tres de la madrugada, perjudicó a las localidades de Villa Mercedes, Médano, Gran China, La Frontera, La Represa, Entre Ríos, La Laguna, La Represa y La Legua. José Luis Aciar, responsable de Acción Social, explicó: “Estamos asistiendo a los evacuados en escuelas con alimentos, y a los que pudieron permanecer en sus hogares con palos, nailon y alimentos”. El párroco de Villa Mercedes, Ismael Soto, dijo que la lluvia generó una creciente que arrasó con varias hectáreas de cosechas, derrumbó “partes de algunas viviendas e inundó barrios enteros”.
En Santiago del Estero un fuerte temporal de lluvia y viento causó daños materiales en casas, caídas de carteles luminosos y árboles en paseos públicos. Las ráfagas de viento fueron superiores a los 90 kilómetros por hora.
Néstor controla el reparto de ayuda a los productores afectados por la sequía
El Gobierno podría entregar forraje gratis, para que sea usado como alimento de ganado, a los productores afectados por la histórica sequía. Ésa es una de las medidas que evalúa la Casa Rosada, como parte de un plan de auxilio al campo, ante la falta de lluvias suficientes para dar solución al drama. La implementación del plan de ayuda está a cargo del ministro del Interior, Florencio Randazzo. Incluso cuenta con la intervención directa de Néstor Kirchner.
El sistema K para enfrentar “la seca” estará hiperpolitizado. El santacruceño quiere que sean los intendentes de los municipios rurales los encargados de decidir qué chacareros podrán recibir el forraje oficial. El miércoles pasado, una vez terminado el acto de la Presidenta en el que anunció en la Quinta de Olivos beneficios económicos para quienes compren maquinaria agrícola, Randazzo se comunicó con los gobernadores de Buenos Aires, Daniel Scioli; de Santiago del Estero, Gerardo Zamora; de La Pampa, Oscar Jorge, y de Entre Ríos, Sergio Urribarri, para pedirles que instruyan a los intendentes de sus distritos para que elaboren un mapa de productores chicos y medianos afectados por la sequía. “Los intendentes son quienes mejor conocen a sus vecinos. Ellos saben quién realmente necesita la ayuda”, explicó uno de los funcionarios involucrados en el proyecto, que negó que este plan pueda transformarse en una herramienta de premios y castigos K frente a los ruralistas, a pesar del escepticismo general de los chacareros frente a cualquier propuesta que provenga del oficialismo.
La propia presidenta Cristina Kirchner había adelantado que se estaba trabajando en el tema durante el discurso que dio el miércoles pasado, en Olivos: “Queremos implementar el plan juntamente con los intendentes, para poder llegar a aquellos sectores que realmente carecen de medios, o sea, el pequeño productor ganadero que carece de medios para sostener su ganado por problemas de sequía”, había dicho, aunque sin dar más precisiones, ahora develadas.
Una zona de dificil acceso para los bomberos
La zona del incendio en Balcarce es de difícil acceso y el trabajo de los bomberos se tornó complicado. Combatieron el fuego desde pozos y sin señal de celular para comunicarse entre ellos. El jefe de los Bomberos Voluntarios de Balcarce, José Luis Barbieri, explicó que el fuego se debe al viento y a la sequía. “En condiciones normales, con lluvias regulares y superficie normal, este incendio se apagaría en doce horas, pero con la sequía se vuelve muy difícil de controlar. Ya llevamos cinco días combatiendo el incendio con autobombas.” |
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