Palmas hacia arriba, hombros encogidos, Cristina Fernández intenta convencer de la inevitabilidad de alguna medida (¿o de la decisión de no tomar otra?), a un Daniel Scioli que la mira con ceño fruncido y que es observado por Juan Schiaretti, escrutado a su vez por Sergio Massa. La foto, el miércoles, en un alto por los jardines de Olivos, a punto de entrar al quincho de los anuncios, habla por sí sola del clima interno: diferencias.
Obviamente, por tratarse de una conversación a ese nivel, ninguna de las fuentes consultadas dio detalles en torno de qué tales diferencias. Pero los dichos y los hechos recientes permiten inferirlo: la eficacia o no de la estrategia del gobierno nacional, si la hay, hacia el sector agropecuario, y la necesidad de reconstruir el puente en un año electoral clave.
Era previsible que las nuevas medidas recibieran el rechazo, o en el mejor de los casos, la objeción por insuficientes, de la dirigencia del sector. Una de ellas crédito subsidiadísimo para comprar maquinaria agrícola- ni siquiera llegó a conformar medianamente a los otros beneficiarios directos: los fabricantes también pretenden “plan canje”: soja a precio pleno por maquinaria.
Confluencia
La develación de aquellas diferencias de la foto provino de un funcionario de un gobierno no oficialista. También presente en Olivos, en tanto gobernador, Hermes Binner no puede decirlo. Pero sí lo hizo su ministro de Gobierno, Antonio Bonfatti, antes de que las medidas confirmaran los trascendidos. “No avizora (el gobierno nacional) que lo que hay que ganar es confiabilidad. Estos son parches que no significan ninguna salida”. El mismo pensamiento, aunque no lo expresen, tienen Schiaretti y Scioli.
La dinámica de los hechos comienza a hacer confluir al trío de gobernadores. Desde el conflicto con el campo es conocida la posición de Binner y de Schiaretti contraria a preservar intactas las retenciones. Pero ahora es Scioli quien ha comenzado a dar pasos de confluencia con sus pares cordobés y santafesino. El dato es políticamente relevante por tratarse de un gobernador que se mantuvo firme junto al gobierno cuando la resolución 125.
Golpeando a Moreno
El gesto de malestar de Scioli en la foto lo tradujo ayer su ministro de Asuntos Agrarios, Emilio Monzó. “Es una medida que se puede tomar”, dijo con todas las letras sobre una suspensión por seis meses de las retenciones, al menos para los productores afectados por la sequía.
Funcionario con ganado respeto de los productores (tuvo varias reuniones con la “mesa de enlace” bonaerense), Monzó (es decir, Scioli) avanzó incluso sobre un “soldado” de Néstor Kichner, el polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que a su piacere entregó forraje a productores afectados por la sequía. El ministro (es decir, el gobernador bonarense) no lo hizo sin paracaídas político, aunque habrá que ver si es resistente: reconoció la decisión de la presidenta de que esos forrajes sean distribuidos institucionalmente (vía los municipios) y se preció de tener una “excelente relación” con Cheppi, Massa y el ministro del Interior, Florencio Randazzo. ¿Le alcanzará?
Decisiones apresuradas
Nadie se habría animado a tanto apenas un tiempo atrás. Los dichos demuestran una concepción distinta a la del gobierno nacional respecto de cómo encarar la relación con el campo. Pero también lo prueban las decisiones que la sequía apuró. La Plata no ha tenido empacho en declarar el desastre o la emergencia agropecuaria en los municipios más afectados. Santa Fe hizo lo mismo sobre 15 de sus 19 departamentos, y desde noviembre pide por la emergencia nacional, una medida que por su impacto fiscal (suspensión del pago de Ganancias), la Rosada resiste generalizar. Hasta el chaqueño Jorge Capitanich dispuso la emergencia en toda su provincia, pero por su incondicionalidad política recibirá fondos para asistir por lo menos a los girasoleros.
Sumadas a la presión de los productores, las grietas abiertas por la sequía parecen alcanzar al oficialismo. Y, también, apuran tiempos de definiciones.
A la Moreno
El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dispuso y concretó el envío de 3.200 toneladas de maíz para ayudar a productores agropecuarios de un pequeño pueblo bonaerense que no pueden alimentar a su ganado por la persistente sequía, sin pasar por la secretaría de Agricultura ni por el municipio de la zona. Así lo confirmó el productor de Villa Iris, un pueblo de mi habitantes perteneciente al partido bonaerense de Puan, Juan Manuel Garciarena, en tanto el intendente, el radical Horacio López, que integra la comisión de emergencia agropecuaria de la zona, dijo que se enteró de esa novedad “por radio”.
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