El momento elegido por la presidenta Cristina Kirchner para incitar a los argentinos a consumir no aparece como el más oportuno. El campo, uno de los motores de la economía, sufre una de las peores sequías de su historias, que resentirá aún más su rentabilidad y afectará el consumo en las localidades del interior que giran al ritmo del sector agropecuario.
Los agricultores locales, los mayores productores globales de granos, perderán entre 3600 y 4300 millones de dólares en la facturación de trigo, maíz y soja a causa de la sequía.
Las pérdidas en la facturación del sector agropecuario, el más competitivo y dinámico del país, pueden llegar a los 7800 millones de dólares si se suma la mortandad del ganado vacuno, según surge de un informe de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Además, la terrible escasez de lluvias que azota la actual campaña agrícola reducirá la producción de maíz en un 36,4 por ciento; la de trigo, en un 30,8 por ciento, y la de soja, en un 10,9 por ciento, de acuerdo con los datos difundidos por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
El coordinador de la Fundación Producir Conservando, Gustavo Oliveiro, indicó que la producción total de granos argentinos sería de 78 millones de toneladas en la campaña agrícola 2008-2009, es decir 20 millones menos que la del ciclo anterior.
En medio de este panorama, que impacta en el total de la economía, es difícil que el pedido de la Presidenta pueda ser cumplido.
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