El servicio sanitario de cualquier ciudad del mundo conforma su más vital componente.
Bahía Blanca se encuentra en un momento delicado, en ese rubro. Con muchas cañerías con más un siglo en servicio, instalaciones que exigen una modernización y un consumo por habitante que es casi ocho veces la media mundial, los encargados del servicio intentan dar respuesta a todos los reclamos.
El gerente local de la empresa, ingeniero químico Jorge Olaizola, analiza, en esta entrevista con "La Nueva Provincia", parte de esa problemática.
--La provisión de agua tiene varias cuestiones, desde la provisión hasta su distribución y mantenimiento. ¿Cómo ven ustedes cada una de ellas?
--Es cierto, son diferentes problemáticas, algunas de incidencia directa en el día a día, otras que responden a cuestiones más complejas. Hoy, la capacidad de conducción de los acueductos de Paso de las Piedras está al máximo, así como los mecanismos de tratamiento y producción. Respecto de las redes, se está trabajando, tratando de ir mejorando su calidad.
--La poca presión en la red es una de las quejas más habituales, ¿es algo que hay que asumir como un mal irreversible?
--No, pero es uno de los problemas más serios que tenemos: la imposibilidad de dotar de una presión uniforme a la red. Esto se debe a muchas causas, desde la propia geometría del trazado, pasando por cómo se expandió la ciudad y la topografía del terreno.
--Usted mencionó, en alguna ocasión, que, para mejorar esa cuestión, es necesario incorporar válvulas automáticas de presión.
--Es cierto. Hoy, la regulación de la presión de la red la hacemos en forma manual, mediante la cual no tenemos una velocidad suficiente para lograr una rápida estabilización. Eso se puede lograr mediante un mecanismo que permita correcciones permanentes y de manera automática. Pero para eso se necesitan inversiones importantes.
--Las fugas, ¿son el otro gran mal?
--Es la causa de más incomodidad al vecino. Desde ABSA, tratamos de que ese número sea el más bajo posible, pero las roturas aparecen: el sistema del agua es muy vulnerable. Hoy, tenemos un número de fugas importante, en el orden de unas 160.
--Ese número, ¿es razonable o un exceso?
--Si las tomamos como un porcentaje de las 84 mil conexiones legales y las casi 10 mil clandestinas de Bahía Blanca, resultan insignificantes.
--Esas roturas, ¿son producto de instalaciones colapsadas o responden a otras causas?
--Hay de todo, pero, sin dudas, la causa principal es la variación de consumo que tenemos de acuerdo con el clima. Eso modifica de manera drástica la presión en cuestión de horas y genera roturas.
--Una queja repetida entre los usuarios son las demoras de ABSA en atender los reclamos. Ustedes, ¿asumen que eso ocurre?
--Bueno, es una cuestión de metodología de trabajo, administrativa. De todas maneras, la sensación es que ABSA va, repara mal y a los pocos días tiene que volver.
"En realidad, tenemos tercerizados los arreglos bajo pavimento y, antes de poder realizarlos, necesitamos conocer la ubicación de los otros servicios existentes y tener la autorización municipal.
"Estas gestiones demoran, a veces, hasta 25 días. Por eso mandamos primero cuadrillas para realizar reparaciones precarias, hasta encarar la obra definitiva. Si ese tiempo se extiende, quizá se deba ir dos o tres veces por el mismo problema".
--Existen sectores de la ciudad que, en esta época, no tienen una presión adecuada o ni siquiera les llega agua. ¿Qué respuesta tienen para ellos?
--Es cierto, pero, en este punto, no podemos de dejar de señalar uno de los más graves problemas de Bahía Blanca, cual es el uso inadecuado y exagerado del líquido por parte, sobre todo, de quienes tienen buena presión.
"Acciones como regar a horas inadecuadas y llenar piscinas, por ejemplo, desequilibran la red.
"Los vecinos deben tomar conciencia de que, cuando cometen ese exceso, hay otros que van a carecer de agua para sus necesidades básicas".
--¿Qué tiene que decir sobre las obstrucciones que sufre la red cloacal?
--Esos problemas ocurren siempre. Tenemos registrado un promedio de entre 17 a 25 reclamos por día y nuestra capacidad operativa, de acuerdo con la magnitud del incidente, nos permite resolver desde 10 reclamos hasta 40.
--Estos casos, ¿también ocurren por estar las redes en mal estado?
--No; es diferente. La mala conducta de la gente es la causa de los mayores males de la red sanitaria.
"El grueso de los problemas se produce por la aparición de sólidos, trapos, algodón, máquinas de afeitar y un sinnúmero de elementos extraños arrojados por los usuarios, cuando la colectora cloacal está diseñada para recibir líquidos exclusivamente.
"Tampoco puede recibir agua de pluviales y es notable la cantidad de viviendas que los conectan a las cloacas, lo cual está prohibido.
"Algo similar ocurre con los restaurantes, casas de comidas, carnicerías y rotiserías, que vuelcan elementos perjudiciales al sistema.
"Esos comportamientos generan la mayor cantidad de obstrucciones".
--¿Nadie controla esas situaciones?
--Es una zona gris. Nosotros no tenemos ese poder de policía. Es una función que deberían asumir la Municipalidad o la Autoridad del Agua, pero, hasta ahora, nadie la realiza.
--La gente se acostumbró a reclamar a través de los medios de información, ¿qué sensación le genera esa costumbre?
--La entiendo, pero es un error, porque el carril adecuado para resolver un problema es nuestro teléfono, 0800-800-2272.
"Somos conscientes de que ese servicio, a veces, presenta dificultades, pero necesitamos que el reclamo sea por esa vía, porque es la única manera de iniciar el mecanismo interno por el cual se emite la orden de trabajo.
"Muchas veces, también recurren a los medios porque las pérdidas se registran en conexiones clandestinas y no pueden llamarnos a nosotros de manera directa.
--¿Que opinión le merece la modalidad de muchos vecinos que, ante la falta de presión, colocan bombas domiciliarias?
--Es un hecho grave. Porque vincular una bomba a la cañería distribuidora perjudica a todos los demás vecinos y desbalancea la red. Es decir, solucionan su problema perjudicando a todos.
Conexiones ilegales.
--Sobre el tema de las conexiones ilegales, ¿en qué barrios se ubican y cómo se manejan ustedes, cuando las detectan?
--Están repartidas, aunque en la periferia se concentra la mayor cantidad. Cuando las detectamos, no siempre podemos desconectarlas; sobre todo, si son barrios carenciados, porque, a veces, son la propia Municipalidad o el Concejo Deliberante quienes nos piden que no lo hagamos. En los sectores más pudientes, es más difícil encontrarlas, porque están muy bien hechas. Ahí, sí, cuando las identificamos, las desconectamos.
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