Garzas, gansos, cisnes de cuello negro, patos silvestres y hasta nutrias conviven desde los inicios del barrio San Lorenzo, en una laguna declarada Reserva Natural Ecológica en el año 1993 por el Concejo Deliberante capitalino.
Sin embargo desde hace poco más de un mes, la aparición de peces muertos sobre la orilla comenzó a preocupar a los vecinos del lugar, quienes también percibieron con asombro el brusco descenso del agua en menos de una semana.
En siete días el nivel cayó unos 80 centímetros, y en algunas partes existe una profundidad de sólo 30 centímetros. Esto genera una alteración en el ecosistema que no es soportada por todas las especies que allí conviven, especialmente los peces.
Porciones de tierra y tupida vegetación que antes formaban parte del fondo acuático, hoy se asoman endebles sobre la superficie, formando una especie de pantano cubierto de tierra curtida.
Desde la Comisión Vecinal de San Lorenzo Norte adjudican la bajante a la instalación de una bomba de desagote para bajar las napas freáticas, ubicada a 150 metros del lugar.
Según manifestaron algunos vecinos, su funcionamiento responde a la colocación de la red cloacal en el sector Atahualpa del barrio Gran Neuquén Sur, que sería enganchada a la planta de bombeo de San Lorenzo Norte.
Miembros de la comisión plantearon que también corren peligro las casas y departamentos asentados en las inmediaciones puesto que la bomba extrae agua desde diversos ángulos y podría provocar roturas o quiebres en las edificaciones, ya que en su momento el barrio fue construido sobre una parte de la laguna que hoy permanece bajo tierra.
Algunos habitantes indicaron que las paredes de sus viviendas comenzaron a rajarse y temen que el impacto continúe.
Entre las calles avenida Racedo y Doctor Ramón los vecinos manifestaron que parte de la acera asfáltica se levantó en los últimos días, como consecuencia de estos trabajos. “Al extraer el agua depositada bajo las calles, se genera un vacío que termina por romper el pavimento”, indicó Oscar Burgos, vocal de la comisión vecinal.
El viernes pasado, empleados municipales comenzaron a desmalezar sectores costeros y a inyectar agua desde un canal de riego cercano, con el propósito de mitigar en parte el descenso del nivel y oxigenar el acuífero.
«Se está inyectando agua que tomamos del canal de riego cercano, lo que se hará por algunos días, porque la gran sequía que se registra ha hecho que por evaporación la laguna quede con menor nivel y así poder conservar todas las especies animales que habitan aquí. Es importante aportar agua fría a una laguna que está con aumento de temperatura en forma permanente», comentó secretaria de Servicios Urbanos, Marta Buffolo.
La extracción de agua del canal de riego cuenta con la autorización de Recursos Hídricos de la provincia, según informó la funcionaria.
El director municipal de Espacios Verdes, Ernesto Maletti, aseguró que «el ecosistema de la laguna goza de buena salud. Lo que está sucediendo aquí es parte de la dinámica normal de los humedales, donde se producen bajantes o aumentos de agua en momentos de intensa lluvia».
Desmienten peligro
El titular de Espacios verdes explicó que la laguna, donde conviven unas veinte especies de aves acuáticas, «está formada básicamente por aportes de lluvia e infiltraciones, pero el gran porcentaje es agua de superficie por escurrimientos», e insistió en que «de ninguna manera está corriendo peligro el ecosistema».
Dijo que «la napa que se está drenando por cuestiones constructivas está siendo succionada a unos 500 o 600 metros de la laguna», aclarando que «habría que hacer un estudio hidrogeológico para saber si afecta a la laguna».
Aunque en su opinión «la succión de la napa no afecta a la laguna; al contrario, persiste una gran cantidad y variedad biológica tanto vegetal como faunística».
En cuanto a los peces muertos hallados en la costa Maletti expresó que esa situación se debe a «cuestiones típicas de los veranos cuando aumenta la temperatura del agua, y muchas veces, cerca de las costas, los peces pueden perecer por dichos motivos, como ha ocurrido en otros espejos de agua de la zona».
Semanas antes, preocupados por la situación Burgos y otros miembros de la vecinal decidieron movilizarse para frenar el posible desastre ecológico y encontrar a los responsables de autorizar una obra de semejante envergadura en un área protegida. Notificaron a las autoridades.
Una de las acciones a desarrollar en lo inmediato, según precisó Burgos, será el estudio de la zona por parte de un técnico en medio ambiente de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), quien podrá determinar con exactitud, cuál es el grado de daño ocasionado en la reserva y las causas fehacientes del fenómeno de mortandad.
Historia y complicaciones
La laguna de San Lorenzo se formó cuando se construyó el aeropuerto internacional de Neuquén, Juan Domingo Perón.
Pero su ubicación siempre generó polémica, puesto que en varias ocasiones la Fuerza Aérea reportó complicaciones en los vuelos como consecuencia de las bandadas de pájaros que se trasladan a la laguna en horas de la mañana y al caer la noche.
El lugar recolecta agua de la cuenca aluvional que baja de Hipódromo y que, por rebalse, cae al canal Rodhe. Es una formación antigua, producto de la extracción no racional de material pétreo utilizado en la construcción de la estación área.
Con el paso de los años, se convirtió en el hábitat de cisnes de cuello negro, de gaviotas, teros, tordos, y patos silvestres. Y también, en un reservorio de toda clase de basura.
La reserva natural ha sido objeto de promesas de mejoramiento por parte de numerosas intendencias. El último proyecto de estas características tuvo como objetivo convertir el lugar en un pulmón verde.
Con esta finalidad, hace cuatro meses se plantaron 4.500 árboles. Sin embargo, lejos de asomar algún brote, se alinean como finos postes que cercan parte del radio de la laguna por la falta de riego
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