La semana pasada, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, había afirmado que "el campo tiene razón" en su pedido de auxilio al Estado, habida cuenta de la situación climática que atraviesa gran parte del país.
Del mismo modo, Jorge Capitanich (Chaco); Oscar Jorge (La Pampa); y Sergio Urribarri (Entre Ríos) abandonaron en las últimas semanas discurso de confrontación con el campo y pidieron una mano a Nación.
Algunos se animan a reclamar una ayuda monetaria y presionan para que se declare la emergencia agropecuaria, que podría aliviar las obligaciones de los productores más afectados. También dejan que sus ministros sugieran la necesidad de bajar las retenciones.
Según el diario La Nación, también en algún sector de la Casa Rosada consideran que "al campo hay que escucharlo más que nunca" y postulan la necesidad de declarar la emergencia.
Lejos de los días en los que calificaba de "golpistas" a las entidades representativas del campo, Capitanich declaró esta semana zona de emergencia y desastre agropecuario en la totalidad de su provincia. Se reunió con el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, y anunció además que adelantará una asistencia directa de 40 millones de pesos a los productores. El giro del chaqueño tiene su antecedente en septiembre, cuando les pidió perdón a los productores por su actuación durante el paro del año pasado.
Urribarri, otro cruzado del Gobierno contra el agro durante el conflicto, declaró la semana pasada la emergencia agropecuaria en su provincia, una de las más afectadas por la sequía y donde la protesta del campo se sintió con más nitidez. Habrá créditos a tasas reducidas para que los productores puedan afrontar la próxima campaña. "Este gobierno tiene un real compromiso con el sector y las familias rurales", afirmó ayer el subsecretario de Producción agrícola entrerriano, Rubén Sarli. Urribarri, en tanto, afirmó que "el gobierno provincial está preocupado por la continuidad de la producción en cada una de las actividades agropecuarias".
El pampeano Jorge se cuida especialmente de no criticar al matrimonio Kirchner en medio de la escasa ayuda oficial por la sequía. Pero sus funcionarios de segunda línea reclaman celeridad al gobierno nacional para atender la crítica situación en 3700 campos. Enrique Schmidt, subsecretario de Agricultura provincial, reclamó 100 millones de pesos y exigió que se declarara cuanto antes la emergencia agropecuaria nacional.
El salteño Juan Manuel Urtubey es también abanderado en la recomposición de las relaciones con el agro. Lucio Paz Posse, subsecretario de Asuntos Agrarios del gobierno salteño, dijo a LA NACION: "Desde la provincia venimos trabajando de manera estratégica con el agro. Más allá del conflicto puntual con los productores de soja hay trabajo en común".
Con matices, el santiagueño Gerardo Zamora y el tucumano José Alperovich mantienen la línea dura en apoyo al Gobierno. "Esta gestión no se va a mover un centímetro de su política de apoyo, alianza y concertación plural con el gobierno nacional", aseguró una importante fuente de la gestión santiagueña. Más directo, Alperovich se ganó en las últimas horas el odio de los hombres de campo que le reclamaron ayuda. "Aquí la sequía no existió y gracias a Dios está lloviendo", indicó el gobernador.
Hermes Binner (Santa Fe) y Juan Schiaretti (Córdoba) son dos mandatarios de provincias claves que sufren la crisis rural, pero con una diferencia: defendieron al campo desde marzo del año pasado, cuando comenzó el conflicto por las retenciones a la soja.
El cordobés, por ejemplo, se acercó a los Kirchner luego del conflicto, pero al igual que el socialista santafecino mantiene su reclamo de baja a las retenciones a la soja, algo que la Casa Rosada no está dispuesto a discutir "mientras se tome el debate como una guerra por ganar o perder", afirmaron al diario La Nación fuentes del Gobierno.
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