Cuando se le preguntó si esa responsabilidad involucra también al Consejo, respondió que a este organismo, el más importante del organigrama del ente, “siempre le pusieron sobre la mesa los hechos consumados”.
Se le pidió que diera más detalles, entonces explicó que la decisión, por ejemplo, de utilizar unos metros de las aguas del embalse -en este caso se denuncian tres- para que la usina produzca más se toma en el Directorio Ejecutivo, órgano que incluye a la Dirección Técnica, encargada de la producción, “ad referendum” del Consejo de Administración.
“Pero desde la aplicación de la medida -la sobreexplotación del agua en reserva- hasta que el Consejo logra reunirse, en el mejor de los casos, pasa un mes y a esa altura del partido ya no podíamos decirles paren y vuelvan a subir el nivel del agua”, añadió nuestro informante.
Se le replicó que ese es el papel del máximo organismo de la pirámide administrativa de la entidad binacional, una réplica que prefirió ignorar.
“En este caso, así como en los anteriores, no hay decisión unilateral, porque si Brasil, por sí y ante sí, decidiera tomar ese tipo de decisiones estaría agrediendo a su socio, estaría pisoteando la soberanía paraguaya”, agregó.
Otros técnicos del sector coincidieron con la denuncia del ex consejero y creen que hay “corresponsabilidad” o tal vez “complacencia” de las autoridades paraguayas ante decisiones de esta índole, que siempre buscaron mitigar una coyuntura de crisis energética en Brasil.
El Sindicato de Ingenieros del Sector Eléctrico (SISE) denunciaba ayer que habían bajado el nivel del embalse de la central de 220 metros a 197, 28 metros entre diciembre y enero, en una operación que consideran “indebida” y “temeraria”.
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