Esta vez fueron en su mayoría carpas de gran tamaño. Empezaron a emerger el viernes pasado y continuaron haciéndolo durante las horas siguientes hasta cubrir con sus vientres blancos buena parte de la costanera. Es la tercera vez que ocurre en pocas semanas y en Lobos, uno de los mayores pesqueros de la Provincia, algunos temen que su laguna se esté quedando sin peces.
Por absurdo que pueda parecer, tratándose de un espejo de agua que tiene cerca de 750 hectáreas de superficie, un hecho en particular refuerza ese temor: "en comparación a las veces anteriores, esta vez aparecieron pocos pejerreyes muertos; uno no quisiera pensar que es porque se están acabando, pero la preocupación existe", admitió Claudio Tranguera, el presidente del Club de Pesca de Lobos.
Esas ocasiones anteriores a las que se refiere Tranguera ocurrieron a fines de noviembre y mediados de diciembre último. La Municipalidad y los vecinos debieron trabajar entonces para despejar la playa de más de veinte toneladas de pejerreyes, carpas, sábalos, bagres y dientudos en descomposición. El último episodio de mortandad masiva habría sido, sin embargo, el peor de todos.
"Demasiado calor -dice Juan Carlos Fernández, del Club de Pesca Mar de Ajó-. Lo único que aguanta tanta temperatura es la tararira: fíjese que no apareció ninguna. El pejerrey, que necesita en cambio unos 14 grados, se muere".
En el Club de Pesca de Lobos volvieron a tomar ayer la temperatura del agua: marcaba 29 grados. "Con este calor y semejante sequía se están evaporando entre cuatro y cinco centímetros por semana. La profundidad de la laguna, que para esta época ronda el metro setenta, apenas supera los noventa centímetros. Todos los afluentes están secos y no llueve nada", dice Tranguera.
EUTROFIZACION
La mortandad masiva de peces -que aunque a menor escala se registra también en otras lagunas del interior bonaerense- obedecería a un fenómeno natural conocido como "eutrofización", el cual altera los niveles de oxígeno en el agua. Así lo confirmó ayer el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), cuyos técnicos analizaron muestras de la laguna de Lobos para descartar un posible foco de contaminación.
En ese fenómeno opera una combinación de factores. "Las lagunas pampeanas tienen en general poco recambio de agua, lo que genera un déficit de oxígeno. Si esto se combina con altas temperaturas y poco caudal de agua, se produce un cambio en el PH que mata a los peces", explicó el biólogo Sergio Morón.
"Cuanta menor sea la profundidad del agua, más rápidamente se calienta y pierde oxígeno, generando a su vez la situación ideal para que proliferen otros animales y algas que compiten en la búsqueda de él y provocan la asfixia de otras especies", dice el especialista.
En Lobos hay quienes aseguran que esa falta de concentración de oxígeno de la laguna podría haberse dado también por una superpoblación de pejerreyes, producto de la siembra regular de huevas.
La falta de pique en abundancia durante las últimas siete temporadas en la laguna llevó a algunos emprendedores vinculados a la industria de la pesca deportiva a sembrar en ella pejerrey año tras año. Pero "nadie calculó un año sin lluvia y con esta temperatura", dicen.
Hoy, frente a la pérdida masiva de un recurso clave en su economía, algunos en Lobos temen que la temporada de pesca 2009, que comienza en marzo próximo, pueda verse resentida. Otros, en cambio, se muestran pese a todo optimistas. "La laguna -aseguran- es una caja de sorpresas".
VOLUMENES
La laguna de Lobos, como muchas otras de la provincia de Buenos Aires, ha ido perdiendo en los últimos tiempos grandes volúmenes de agua, en gran parte merced a la sequía que afecta a la región. Así, la misma cantidad de peces que vivían en un determinado volumen de agua, pasaron a concentrarse en otro significativamente menor. El resultado de eso es una considerable pérdida de oxígeno, que ya no alcanza para todos.
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