El prolongado e inusual período de sequía que se encuentran atravesando distintas regiones de nuestro país, provocado principalmente por las escasas o nulas precipitaciones que se vienen registrando, están haciendo sentir su efecto sobre distintos ecosistemas naturales. Y esto lleva mucha preocupación a las autoridades municipales y provinciales.
Ello se verifica a través del acaecimiento de fenómenos de mortandades de peces, que provocan, de modo justificado, una gran preocupación de la comunidad en general por la magnitud, que en muchos casos adquieren dichos fenómenos.
Actualmente, la mayoría de las lagunas tributarias del Río Salado, como las de Lobos, Monte, Chascomús, las de Junín y Navarro, se encuentran con niveles muy bajos de agua. En las últimas horas, la laguna de la ciudad de Lobos registró una nueva mortandad de peces, superior a la que se produjo en noviembre, cuando hubo 20 toneladas de pejerreyes, carpas y otras especies muertas. La información fue confirmada a medios de prensa por el director de Recursos Naturales de esa municipalidad, Maximiliano Rinaldi.
El bajo nivel del agua -estiman como máximo poco más de un metro en su parte mas profunda- y la presencia masiva de algas produjo una mayor demanda de oxígeno de la fauna vegetal, que afectó a la población de peces.
En Junín, entretanto, durante diciembre se produjo la primera gran mortandad de carpas la laguna de Gómez: en tan solo quince días, las autoridades sacaron decenas de camiones con peces muertos. También hubo muerte en Alberti y en la laguna Indio Muerto de Saladillo.
Las lagunas bonaerenses son cuerpos de agua típicos de la Provincia, caracterizados entre otras cosas por su perfil en forma de palangana que determina una profundidad relativamente baja (comparada con otros ambientes de aguas interiores de nuestro país). Dicha profundidad, que en la mayoría de los casos (y salvando excepciones) oscila alrededor de los 1,50 - 2 metros en condiciones normales. Estas características las hace muy vulnerables a una disminución pronunciada de su nivel/volumen de agua.
La falta de precipitaciones y el incremento de la evaporación provocado por temperaturas muy altas (como las que se han venido registrando) puede entonces de modo progresivo disminuir el nivel del agua de una laguna, el que sólo puede ser reestablecido por aportes de agua proveniente directa o indirectamente (por afluentes) de las precipitaciones.
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