El bloque de diputados bonaerenses de Unión Celeste y Blanco presentó un proyecto de ley para que la Legislatura, mediante una sesión extraordinaria, declare la emergencia agropecuaria en toda la provincia de Buenos Aires.
Según la iniciativa del diputado Ramiro Gutiérrez, “sólo con recorrer los campos bonaerenses con vegetación escasa o amarillenta, tierra dura o resquebrajada castigada por la sequía y las plagas y vacas flacas o muertas, puede verificarse el estado de desastre natural que vive nuestra Provincia”.
Y agrega que “esta situación no sólo provoca daños irreparables y cuantiosas pérdidas, sino que además pone en peligro el desarrollo productivo y, por ende, la economía de la provincia de Buenos Aires”.
Por ello solicita que el Poder Legislativo apruebe la ampliación, a toda la Provincia, del estado de emergencia o desastre agropecuario declarado en 19 distritos bonaerenses.
Cabe destacar que los productores de las zonas declaradas en emergencia acceden a ciertos beneficios como prórrogas en la refinanciación del pago de sus deudas, reducción en las tasas de interés y la suspensión de juicios.
Actualmente hay otros 22 municipios bonaerenses cuyo pedido de declaración está siendo evaluado por la Comisión Provincial de Emergencia y/o Desastre Agropecuario (Cedaba).
“Políticas erróneas”
En otro orden, desde Recrear pidieron que el Ejecutivo provincial decida “actuar ya” ante la crisis que soportan los productores agrarios agravada por la sequía y no esperar que “llueva” para dar por terminada la emergencia agropecuaria.
En declaraciones periodísticas, el diputado de ese bloque, Sergio Nahabetian, precisó que “la situación por la que pasa el sector se vio agravada ahora por la seca, pero no nos tenemos que olvidar de las políticas erróneas que viene implementando el gobierno para el sector con el acompañamiento de la Provincia”.
Y agregó que “se equivoca el que piensa que los inconvenientes registrados por la sequía son los que han llevado al campo a esta situación. La crisis por la que pasa el campo y diversos sectores de la economía ligados a él, son la consecuencia directa de gruesos errores que se cometieron cuando se pensaba que las condiciones favorables de la economía mundial eran para siempre”.
“Esperemos que cuando llueva y termine esta sequía atroz el gobierno no decida dar por terminada la emergencia agropecuaria”, ironizó finalmente el legislador provincial.
Diferencias entre "emergencia" y "desastre"
La declaración de emergencia o desastre agropecuario se dan cuando factores imprevisibles afectan a la producción de una región, dificultando la evolución de las actividades agrarias y el cumplimiento de las obligaciones crediticias o fiscales.
Tras los pedidos efectuados por los productores a través de las municipalidades, las determinaciones corresponden a los gobiernos provinciales y nacionales, depende del caso.
Así la cosas, la declaración de emergencia agropecuaria supone, entre otros aspectos, la adopción de medidas en el orden crediticio.
También se contempla la financiación que garantice la continuidad de las actividades, la recuperación de las economías de los afectados y el mantenimiento de su personal estable, a lo que se suma la unificación de deudas, suspensión de plazos y paralización de procesos judiciales, entre otras disposiciones.
En el orden impositivo, la ley también indica la adopción de medidas especiales como prórrogas de vencimientos y suspensiones de juicios por ejecución.
En síntesis, se difieren impuestos y los plazos pagos de los préstamos se pueden renegociar con los bancos oficiales. Esta situación es evaluada mediante un comisión creada para tal fin con representantes de todos los sectores involucrados.
Respecto a la declaración de desastre agropecuario, vale mencionar que durante el plazo de la misma los productores afectados estarán exentos del pago del impuesto inmobiliario, patente de automotor y del impuesto de sellos a las operaciones crediticias de refinanciación vinculadas a la actividad agropecuaria, entre otros.
Es decir que esta determinación incluye la condonación de impuestos y la posibilidad de poder pactar con los bancos de poder cumplir con los compromisos asumidos.
Por ello, la primera de las declaraciones generalmente está más vinculada a un gesto político, mientras que la segunda supone una suerte de salvataje económico.
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