La sensación de que la seca no da tregua tiene su razón de ser: abarca una superficie extraordinaria que va del sur de Buenos Aires y La Pampa, a Entre Ríos, el centro-norte de Santa Fe, Corrientes, Chaco, Formosa, Santiago del Estero y el norte de Córdoba. "En todas las campañas existen sequías, pero suelen localizarse en áreas puntuales y el promedio [de producción] nacional las termina compensando. El problema es que la actual crisis climática se extiende sobre enormes áreas de muchas regiones vitales para la actividad agropecuaria", explican en Aacrea.
Los testimonios reflejan la envergadura de la emergencia: "La situación del tambo es crítica. No nos quedan más reservas y el sorgo que sembramos probablemente rinda la mitad o menos de lo obtenido el año pasado", detalla Fernando Selasco, tambero de Nogoyá. En territorio entrerriano, las 158.000 ha sembradas con maíz están prácticamente perdidas.
Productores desesperados
Más de la mitad del territorio bonaerense se encuentra en emergencia; el sur y suroeste son las áreas más castigadas. En Santa Fe, la seca provocó en el último año la muerte de 300.000 animales y elevó las pérdidas económicas a $ 2000 millones. "Muchos productores piden por favor que les compren la hacienda a precio regalado; por una vaca con cría piden apenas 150 pesos y aún así no consiguen quién la quiera porque no hay con qué alimentarla", detalla Alexis Paduan, productor de Villa Ana.
A su vez, el 96% de la superficie pampeana fue declarada en emergencia, allí se ha perdido el 8% del stock ganadero. El norte y el sur de Córdoba también fue severamente afectado por el déficit hídrico. Hay zonas en las que todavía esperan para sembrar maíz, sorgo y soja.
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